
La diversidad laboral… también se saborea
La diversidad laboral no solo se ve en la fisonomía o en el acento de las personas, también se saborea. Hoy es festivo en Madrid, y con San Isidro llega una de las tradiciones más castizas de la ciudad: las rosquillas. Las más populares son dos:
🍩 Las tontas, sobrias, sin cobertura.
🍩 Las listas, glaseadas, dulces, decoradas.
Lo curioso es que esta dualidad tan madrileña también nos sirve como una poderosa metáfora para hablar de los equipos de trabajo. Personas que se expresan de forma directa y otras que aportan contexto, carisma o sensibilidad. Unas son más prácticas, otras más expresivas. Y, como en la bandeja de rosquillas, todas tienen su lugar.
Origen castizo: ¿por qué se llaman tontas y listas?
La tradición de las rosquillas de San Isidro se remonta al siglo XVIII, cuando una vendedora popular conocida como la Tía Javiera comenzó a venderlas durante las verbenas. Su receta original, básica y sin adornos, dio origen a las rosquillas “tontas”.
Con el tiempo, surgieron las “listas”, más sofisticadas, cubiertas con glaseado de azúcar o limón. Se dice que se las llamó así porque estaban “mejor vestidas”. Desde entonces, ambas conviven en las bandejas de cada panadería madrileña cada mes de mayo, como una expresión gastronómica de la convivencia de lo sencillo con lo elaborado.
En los equipos también hay «rosquillas»
Esta convivencia entre lo simple y lo sofisticado se refleja claramente en los equipos de trabajo. Hay personas que van al grano, estructuran, ejecutan. Y otras que aportan emoción, contexto, sensibilidad. Ambas aportan algo valioso. Sin una, el equipo pierde dirección. Sin la otra, pierde cohesión.
Intentar forzar la homogeneidad solo genera pérdida de riqueza. En cambio, cuando se reconoce y valora la diversidad laboral, los equipos descubren nuevas formas de colaborar, decidir y avanzar.
¿Qué entendemos por diversidad laboral?
La diversidad laboral va más allá de lo visible. No se trata solo de género, edad o cultura, sino de estilos de pensamiento, formas de comunicar, maneras de liderar y de trabajar.
👉 Hay quienes priorizan lo funcional.
👉 Otros necesitan comprender el porqué antes de actuar.
👉 Algunos se expresan de forma racional.
👉 Otros desde la empatía o la intuición.
Y lo más interesante es que ningún estilo es superior al otro. Todos aportan algo distinto. El reto está en crear entornos que los acojan, no que los moldeen.
El valor simbólico de las rosquillas
🍩 Las tontas representan la claridad, la eficacia, lo esencial. Son como aquellas personas que no necesitan adornos para brillar.
🍩 Las listas simbolizan la empatía, la estética, la conexión emocional. Son quienes suavizan los conflictos, cuidan el detalle y dan alma a los procesos.
Ambas son necesarias. En un equipo sano, la diversidad de estilos no compite: se complementa. Como una bandeja de rosquillas bien surtida.
Liderar con consciencia la diversidad
Como psicóloga transcultural y formadora en empresas, he visto cómo el liderazgo consciente marca la diferencia. Liderar en entornos diversos exige sensibilidad, escucha activa y flexibilidad. No se trata de imponer un estilo, sino de facilitar que todos los estilos puedan convivir.
Un buen líder sabe cuándo hace falta más estructura y cuándo más contexto. Cuándo ir directo y cuándo dar espacio a lo relacional. Reconocer esto es el primer paso para construir equipos verdaderamente inclusivos y efectivos.
Diversidad que impulsa resultados
La diversidad laboral, bien gestionada, no ralentiza: acelera. Porque permite anticipar errores, ampliar la mirada y tomar decisiones más completas. Un equipo diverso es más creativo, más resiliente y, sobre todo, más humano.
He visto casos donde la persona más callada tenía la clave del proyecto. O donde una sugerencia emocional evitó una crisis interna. Todo eso es posible cuando hay espacio para que todos los perfiles aporten sin tener que encajar en un molde único.
San Isidro: más que rosquillas
Esta festividad es mucho más que una excusa para comer algo rico. Es una oportunidad para reflexionar sobre el valor de lo diferente. La bandeja con “tontas” y “listas” nos recuerda que la verdadera riqueza está en la mezcla, no en la elección.
Brindo por los equipos que integran, no que homogeneizan. Por los líderes que ven el valor de cada estilo. Por las culturas organizacionales que entienden que la diversidad laboral no es un problema que resolver, sino un activo que potenciar.
¿Y tú? ¿Tonta o lista?
La próxima vez que estés en una reunión, liderando un proyecto o evaluando a un equipo, pregúntate:
¿A quién no estoy escuchando? ¿Qué mirada está faltando aquí? ¿Cómo puedo abrir el espacio a lo que aún no se ha dicho?
Porque en los equipos, como con las rosquillas, todos los perfiles aportan sabor, textura y resultados.
¿Tú con cuál te quedas?
(Y sí, puedes decir que con ambas 😉)
Si quieres profundizar sobre esta tradición lee este artículo
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Acerca de la autora
Mercedes Valladares es psicóloga transcultural y experta en coaching para empresas. Acompaña a ejecutivos en el logro de sus metas mediante sesiones de psicología y coaching transcultural. Imparte formación presencial y online a equipos y organizaciones en procesos de desarrollo profesional, liderazgo, adaptación y comunicación intercultural. Trabaja con su método MOVERTE para ayudar a conseguir objetivos con propósito. Su modelo de trabajo se inspira en la Psicología Humanista y en el respeto a los Derechos Humanos.