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¿A ver si quedamos?

En la mayoría de los países latinoamericanos los españoles tienen fama de ser muy directos debido a que dicen lo que sienten y piensan con total franqueza, sin preocuparse de causar ningún perjuicio hacia su interlocutor.

A los latinoamericanos se les enseña desde muy temprana edad a decir las cosas de manera que no sean ofensivas y no hieran a los demás.

Por eso allí, el lenguaje es más indirecto. Para rechazar una idea, una propuesta o una invitación −ya sea a nivel personal o profesional− probablemente nos respondan a través de argumentados circunloquios que hacen que no sepamos a que carta jugar.

En España las frases se economizan. En un bar, pides una cerveza de forma concisa: “una caña por favor”(a veces el por favor sobra). El latino lo hace de distinta manera: “hola buenas tardes, por favor sería tan amable en ponerme una cerveza”.

Cuando un latinoamericano llega a España, tiene un choque cultural muy fuerte y necesita tiempo para entender que los españoles tienden a ir “al grano”. Al principio, no es capaz de distinguir la diferencia entre el estilo de comunicación directo y la mala educación o la falsa sensación de rechazo.

Sin embargo, “no es oro todo lo que reluce”. Ni los españoles son tan directos, ni los latinoamericanos le dan tantas vueltas a las cosas, ¡todo depende del contexto! Tanto en España como el resto de países en los que se habla castellano se dicen palabras y oraciones que pueden ser comprendidas de más de una forma.

¿Cómo son los españoles en el momento de planificar una cita en un contexto informal?

En febrero de este año el Instituto Nacional de Estadística (INE) hizo una encuesta sobre los hábitos de los españoles y encontró que el 90% tiene dificultad para concretar sus planes.

Rara vez un español te dice el día, el lugar y la hora exacta de una cita ya que está condicionada a cambios de última hora. Si has quedado con un amigo a las cinco de la tarde, es probable que una horas antes o quizás menos, te de alguna excusa para retrasar la cita. Hace unas semanas quedé con una amiga un domingo a las 7 de la tarde. A medio día recibí un mensaje en el que me decía que dilatáramos la cita hasta que pasara el calor.

Otro supuesto es que te digan el día pero no la hora. En este caso, puede ser que recibas un mensaje en el que te comuniquen que ha surgido un imprevisto y que lo mejor es dejarlo para otro momento.

Asimismo, si conoces a una persona por primera vez y tienes intereses comunes con ella, lo más normal es que se intercambien los números de teléfono y te digan la frase: “Nos llamamos” o “A ver si quedamos”.

¿Qué significan estas frases exactamente?

No tienen ningún significado en particular, más bien abren la puerta a la ambigüedad y nos ofrecen diferentes caminos hacia la libertad de interpretación y la flexibilidad.

Puede ser que si no tomas la iniciativa, no te llamen. También te pueden llegar a contactar. En realidad, lo que encierra esta especie de muletilla es que no existe ningún compromiso para volverte a ver.

La aparición de las redes sociales ha acentuado esta costumbre. Antes, cuando no disponíamos de smartphones teníamos que coger el teléfono para cancelar una cita.

En la actualidad, la posibilidad de pasar vergüenza por no cumplir un compromiso disminuye porque podemos mandar un texto con un emoticon que exprese nuestros sentimientos, sustituya el tono de voz y las palabras adecuadas para argumentar los motivos que nos hacen postergar un encuentro.

No cabe duda del riesgo de generalizar en estos aspectos. España es un país muy diverso y en cada comunidad autónoma existen pronunciadas diferencias. Por su parte, Latinoamérica está compuesta por diferentes países y dentro de cada país, también hay usos y costumbres distintos.

En todo caso, si vives en España recuerda que el trato directo es una costumbre española que no está relacionada ni con la mala educación, el rechazo a tu persona o a tu nacionalidad.

ACERCA DE LA AUTORA

MERCEDES VALLADARES PINEDA, trabaja en Madrid de forma presencial. Y, a través de plataformas on line, a nivel internacional. Facilita procesos de coaching personal, de negocios y formación a medida a empresas y «one to one» a individuos. Utiliza la psicología y la cultura como dos herramientas que se retroalimentan mutuamente. Por ello, actúa como facilitadora de integración a las personas que quieren adaptarse a otra cultura en tiempo récord para sacar el mejor rendimiento económico y personal durante su estancia en otra cultura. Asimismo, ayuda a parejas mixtas a superar barreras culturales que producen malos entendidos. Ha creado su propio modelo de trabajo inspirado en la Psicología Humanista y el respeto a los Derechos Humanos. Trabaja con expatriados, cooperantes internacionales, ONG, escuelas de negocios y universidades, diplomáticos, cónyuges de diplomáticos y familias de expatriados que necesitan orientación en una nueva cultura.