Voy a empezar este post proponiéndote el siguiente ejercicio:
Cruza tus brazos. Es muy fácil y serás capaz de hacerlo sin pensarlo. ¿Sabías que siempre cruzas tus brazos de la misma manera? ¡Es la manera en la que tu cerebro se ha acostumbrado a hacerlo! Cuando haces las cosas de la misma manera, tu cerebro se conecta para hacerlo de esa manera. Es como cuando conduces un coche en una carretera pavimentada y luego, lo conduces en la montaña, ¡no sabes cómo sacarlo de un surco!
Ahora te invito a que cruces tus brazos de diferente manera, ¡es como una pequeña lucha! De hecho, hay muchas personas que no pueden hacerlo de diferente manera. Si prestas atención a cómo te sientes cruzando los brazos diferente vas a sentir el cambio.
Para cambiar un hábito necesitas seguir estos cinco pasos:
- Atención: si no tienes conciencia de tus hábitos no puedes hacer nada al respecto porque desconoces tus comportamientos. La atención y la conciencia son los pilares esenciales para que puedas cambiar tus hábitos.
- Decisión: una vez que eres consciente de un hábito tienes la posibilidad de elegir reforzar o disminuir su influencia. Por lo tanto, necesitas motivación y una decisión clara por tu parte. Si tu decisión no es clara, o si estás cambiando tus hábitos porque es una exigencia de tu entorno, no lo vas a poder cambiar a largo plazo, sobre todo cuando te enfrentas a factores internos o externos (estrés, entornos no saludables) que refuerzan ese hábito.
- Esfuerzo: tomar una decisión necesita esfuerzo. Como rodar cuesta abajo, volver a caer en un viejo hábito es fácil, mientras que cambiarlo es difícil porque es como subir una cuesta y requiere mucho esfuerzo. Esto se debe a la influencia de nuestro entorno. Tus hábitos se conectan en tu cerebro a través de la neuroplasticidad neuronal y tus genes son influenciados por tu entorno (cambios epigenéticos).
- Perseverancia: para que se produzcan cambios constantes en tu comportamiento es necesario que seas perseverante porque toma un tiempo para tus circuitos neuronales y tus genes instalar los nuevos cambios. Si realizas comportamientos saludables o cambias tus patrones de pensamientos de vez en cuando, los cambios se van a producir en más tiempo. Si persistes en tus nuevos hábitos, estos se instalaran más rápido. El punto está en que no te machaques por lo que tú defines como un “fracaso” o una “recaída”. Si vuelves a tus antiguos hábitos, simplemente aprende de tus errores y haz un mayor esfuerzo la próxima vez.
- Tolerancia o sensación de incomodidad: cambiar tus hábitos de pensamientos y tu estilo de vida es posible aunque al principio no es cómodo hacer algo opuesto a la manera en que tu cerebro ha sido condicionado. Hasta que no tengas disposición de tolerar la incomodidad temporal que se produce cuando haces un cambio saludable, entonces vas a revertir lo que es cómodo: tu hábito antiguo. La incomodidad es una señal de que los buenos cambios se están produciendo y va a disminuir cada vez que refuerces el cambio que quieres hacer.
La resistencia al cambio es natural, te puedes sentir con una sensación de empoderamiento en lugar de tener una sensación de desconsuelo en el momento en que aparece la resistencia. Tu cerebro se estimulará para hacer nuevas conexiones y si eres paciente, el cambio no es POSIBLE, es INEVITABLE.
Espero que te conviertas en un experto/a para realizar cambios en tu vida.
Aquí te dejo un breve recordatorio de los cinco pasos para cambiar tus hábitos:
- Tienes que prestar atención porque estás haciendo algo de manera diferente.
- Tienes que tomar una decisión clara para hacerlo de manera diferente.
- Te toma mucho más tiempo y esfuerzo, hacerlo de manera diferente.
- Necesitas perseverancia para practicar muchas veces si quieres hacerlo de manera diferente.
- Hacerlo de manera habitual es lo más fácil, tienes que ser tolerante o sentir incomodidad para aprender algo nuevo.
Mercedes Valladares
Psicóloga Experta en Coaching y Cultura