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Cómo meterse en la piel de un refugiado y no fracasar en el intento

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Recientemente se celebró en España el congreso “Stop Violent Extremism” organizado por el Club de Madrid World Leadership Alliance, donde tuve la oportunidad de intercambiar impresiones y experiencias profesionales con mi colega Noureddine Erradi, quien fue uno de los ponentes de ese evento.

El pasado mes de mayo, Noureddine y yo presentamos en Valencia una ponencia titulada, “La percepción de los inmigrantes en España sobre los españoles” en el marco del Congreso Bianual de la Society of Intercultural Communication Training and Research (SIETAR-EUROPA).

Noureddine ha sido coordinador de programas de integración para refugiados e inmigrantes en Holanda, Marruecos y Bélgica. Su trabajo en este ámbito ha tenido mucha relevancia al demostrar que el éxito de cualquier programa de integración necesita de un conjunto de “buenas prácticas” basadas en un mutuo y recíproco intercambio comunicativo que permita una eficaz interacción entre los profesionales de los países de acogida y los grupos de refugiados.

En esta ocasión compartió el resultado de las experiencias de trabajo vividas como consecuencia de su participación durante dos meses en acciones de voluntariado en las que oficialmente trabajó como intérprete de lengua árabe para los refugiados (sirios, iraquíes y palestinos) en el marco de un proyecto liderado por “Médicos del Mundo”.

El conjunto de sucesos que ha vivido, le han marcado y le han hecho reflexionar profundamente sobre los derechos de estos ciudadanos vulnerables y al tiempo, ha podido desarrollar conocimientos, destrezas o habilidades que constituyen un ejemplo para el aprendizaje de todos los operadores sociales.

Latinoamérica tiene una arraigada y generosa tradición de ofrecer asilo y protección a quienes lo necesitan. De mi infancia en Honduras, recuerdo el impacto que recibía cuando, durante las comidas familiares en casa, salía a la luz el tema de los campamentos de refugiados en Centro América.

La primera vez que escuché hablar sobre los refugiados fue a través de mi padre. Él era enlace entre el Ministerio de Relaciones Exteriores en Honduras y el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR). Este impacto me llevó a desarrollar mi primera intervención en público para hablar sobre los refugiados: tenía 11 años de edad y estudiaba en la escuela una asignatura denominada “Estudios Sociales”.

Años más tarde, ofrecí ayuda y asesoramiento psicológico a los refugiados cuando trabajé en el Consulado de Honduras en España y después trabajé como psicóloga en el “Centro de Acogida Temporal San Blas” de inmigrantes y refugiados de la Cruz Roja de Madrid.

Estas experiencias, me han permitido avanzar en el conocimiento de este problema global en la idea de compatibilizar una estrategia que facilite la entrada de refugiados, su integración en los estados receptores y la creación de una conciencia social y política favorable.

La llegada de los primeros refugiados eritreos y sirios a España como punto de partida del proyecto de reubicación dentro del plan de reasentamiento que ya iniciaron otros países europeos, coloca en primer plano de actualidad el diálogo que sostuve con Noureddine, el cual transcribo a continuación:

Mercedes Valladares (MV): ¿De manera general, qué nos puedes decir sobre tu experiencia como intérprete en los campos de refugiados de Bélgica?

Noureddine Erradi (NE): ¡Para mí fue una hermosa escena de solidaridad humana! La llegada de los refugiados generó la necesidad de una gran organización
, planificación, coordinación y sobre todo de solidaridad entre los profesionales y voluntarios que estábamos allí. La gente llegó de todas partes para ayudar y proporcionar medicamentos, ropa, y comida.

Todo estaba dispuesto para dar la bienvenida y recibir a los refugiados. El trabajo serio realmente comenzó en el momento en que llegaron personas enfermas, cansadas y con diferentes traumas físicos y psicológicos. Las familias -padres, madres y niños- necesitaban todo tipo de ayuda. Los médicos trataban de entender con precisión cuáles eran los problemas de los refugiados y en ese instante se daban cuenta de que era necesaria la presencia y la ayuda de un intérprete.

Me di cuenta de que mi trabajo era enorme, lleno de responsabilidades. Los refugiados confiaban en mí porque soy árabe-musulmán y por ello, tengo conocimientos adicionales para comprender mejor los conceptos jurídicos, sistemas educativos, estructuras sociales y familiares que no existen en el mundo occidental.

MV: Esto quiere decir que un intérprete profesional cualificado ¿tendría que recibir formación especializada para conocer el contexto social, cultural y religioso de los refugiados?

NE: Para entender completamente todo lo que la otra persona quiere decir y hacer , así como para que el mensaje de esa persona sea claro, es imprescindible conocer los hábitos culturales, los valores, las creencias y familiarizarse con la estructura familiar y la función de cada uno de sus miembros, el sentimiento comunitario, la fe religiosa, el honor y la intimidad.

De esta manera, puede facilitar verdaderamente la comunicación. De lo contrario, se pueden distorsionar los mensajes que se quieren transmitir entre los profesionales (médicos) y los pacientes (refugiados).

Un intérprete tiene que incorporar la competencia intercultural y convertirse en un consultor o puente intercultural entre el personal local y los refugiados.

Por eso, ser nativo en una lengua, no te convierte en un profesor de inglés. Yo fui profesor de árabe, holandés e inglés y a pesar de ello, algunas veces -mientras traducía- tenía grandes dificultades para encontrar el término o la palabra correcta, en ambas lenguas.

En ocasiones, era muy difícil mantener la objetividad y la distancia necesaria para no involucrarme emocionalmente en las largas explicaciones que escuchaba sobre el dolor y el sufrimiento como consecuencia de las torturas, las vicisitudes y los peligros que estas personas habían vivido antes de salir de su país y durante el trayecto al campo de refugiados.

MV: Expresar lo que uno ha vivido puede liberar el dolor…

NE: Efectivamente, ¡así es! Los doctores tenían que hacer su trabajo y se veían obligados a interrumpir a los refugiados y pedirles que se centraran únicamente en las cuestiones relacionadas con la salud. Después de muchas horas y días trabajando no solo como intérprete, sino también poniendo en práctica mi competencia de “escucha empática y activa”, me di cuenta de que la comunicación no es y nunca será fácil entre los refugiados y alguien que pretenda ayudarles, cuando se ve impedido de hacerlo porque no habla su idioma y no entiende su cultura.

MV: La escucha repetitiva de historias que contienen episodios llenos de violencia, atrocidades, torturas y vejaciones puede producir consecuencias emocionales en intérpretes, terapeutas, asistentes y trabajadores sociales, y puede tener como consecuencia el “trauma del vicario”. Este se produce en el momento en que un profesional se identifica con el dolor de las víctimas y experimenta sentimientos parecidos a los de sus pacientes.

Recuerdo que las primeras semanas en el albergue de Cruz Roja fueron muy complicadas para mí. Por las noches soñaba con los asesinatos de las familias de algunos de los usuarios africanos del centro. ¿Consideras que has sufrido el “trauma del vicario”?

NE: Definitivamente, sí. El trabajo como intérprete en el contexto de las entrevistas a los refugiados fue demasiado duro. Como resultado del mismo sufrí el “trauma del vicario” y el “síndrome del quemado”. Cuando regresaba a casa después de un largo día de trabajo, no podía desconectar. Se me venían a la mente las imágenes de las historias que me habían contado, no podía dormir y no podía pensar con claridad. “Te metes en el nuevo mundo de los refugiados que es muy duro y difícil”.

Sería ideal que las personas que están involucradas en estos procesos sean conscientes de estos riesgos, y puedan entender las causas, los síntomas y los tipos de prevención y tratamientos disponibles para aminorar el “trauma del vicario” y el “born-out”.

MV: (…) Y entender las diferencias entre una enfermedad física y una enfermedad psicológica como el estrés y el burn-out. En este sentido, pienso que los intérpretes deben recibir una formación psicológica básica e integral que les permita manejar estados de estrés y de ansiedad y, además, es necesario que aprendan a gestionar sus emociones en momentos difíciles como la escucha e interpretación de episodios traumáticos, la transmisión de malas noticias y en el manejo de refugiados con alteraciones conductuales.

MV: ¿Cuáles son los puntos más importantes que has aprendido en esta ocasión en tu trabajo como intérprete?

NE: La tarea de un intérprete en el contexto de la entrevista a un refugiado es un desafío en cualquier circunstancia. Sin embargo, las condiciones en las que trabajé fueron diferentes y más difíciles que en otras ocasiones.

Los refugiados tenían expectativas sobre mí que yo no podía cumplir y que probablemente, no debería cumplir. Por ejemplo, que estuviera de su lado y que les ayudara a conseguir medicamentos para familiares que aún permanecían en casa.

Tuve un conflicto entre mis propios valores personales y el código de conducta que tenía que seguir como interprete.

MV: ¿Nos podrías exponer una situación concreta?

NE: Tomar decisiones en las circunstancias que menciono, era muy complicado. Algunas veces, quería ayudar a los refugiados que necesitaban ayuda urgente y les pedía a los médicos que los anotaran en la lista de espera, por ejemplo, para ver a un dentista. Las respuestas eran: “no puedo, la lista para la próxima semana, está completa”. Mis valores personales hacían que insistiera ya que deseaba que la persona que tenía a mi lado dejara de sufrir. La imposibilidad de ayudar hacía que en algunos momentos, me sintiera “inútil”.

MV: ¿Cómo puedes meterte en la piel de un refugiado y no fracasar en el intento?

NE: Para que un intérprete entienda a un refugiado y al mismo tiempo le ayude, debe ser consciente de lo que puede y de lo que no puede hacer, de esta forma, se puede evitar la sensación de impotencia que me invadía en los momentos en que no podía ayudar de forma directa a los refugiados ¡reconocer tus limitaciones es humano!

Es muy importante que un intérprete tenga estabilidad emocional ya que las situaciones personales que esté atravesando (divorcio, datos biográficos similares a los de los refugiados, depresión o estrés) pueden influir de forma considerable en el desempeño de su trabajo.

En el aspecto profesional, escuchar de forma activa es un arte y una herramienta preciosa. Cuando te das cuenta de que no estás escuchando, entonces, realizas que estás volviendo a ser consciente de que estás escuchando.

Es también un signo de profesionalidad cuidarte a ti mismo y tener claro cómo se debe actuar y establecer los límites de tus funciones como interprete.

El fenómeno de los refugiados está muy presente en nuestra vida debido a la situación que se está viviendo en Siria. En Europa y en España todos somos protagonistas, sujetos activos o pasivos de una situación que nos desborda pero que debemos enfrentar desde nuestra condición de seres humanos y de ciudadanos.

La forma en que reaccionemos debe provenir del esfuerzo de todos para escribir una página en blanco que devuelva a la sociedad el valor de la tolerancia, la generosidad y la solidaridad.

Mercedes Valladares Pineda
Psicóloga Experta en Coaching Transcultural

ACERCA DE LA AUTORA

MERCEDES VALLADARES PINEDA, trabaja en Madrid de forma presencial. Y, a través de plataformas on line, a nivel internacional. Facilita procesos de coaching personal, de negocios y formación a medida a empresas y «one to one» a individuos. Utiliza la psicología y la cultura como dos herramientas que se retroalimentan mutuamente. Por ello, actúa como facilitadora de integración a las personas que quieren adaptarse a otra cultura en tiempo récord para sacar el mejor rendimiento económico y personal durante su estancia en otra cultura. Asimismo, ayuda a parejas mixtas a superar barreras culturales que producen malos entendidos. Ha creado su propio modelo de trabajo inspirado en la Psicología Humanista y el respeto a los Derechos Humanos. Trabaja con expatriados, cooperantes internacionales, ONG, escuelas de negocios y universidades, diplomáticos, cónyuges de diplomáticos y familias de expatriados que necesitan orientación en una nueva cultura.