Este es mi cuarto post sobre los sesgos inconscientes. Pudiera pensarse, con razón, que me obsesiona este tema, pero ¿quieres saber por qué?
Tener sesgos inconscientes es inevitable, porque influyen en la toma de importantes decisiones; porque definen cómo debemos tratar a las personas e influyen nuestra percepción sobre las capacidades o incapacidades que vemos en ellas. En otras palabras, ¡los sesgos inconscientes son nuestra realidad!
Recuerda que los sesgos inconscientes son actitudes y estereotipos adquiridos a lo largo del tiempo de forma progresiva y que actúan como virus letales porque se contagian de forma involuntaria. ¿Me sigues?
¡Si!, la mayoría de nuestros sesgos son heredados de nuestros seres más queridos, ascendientes y amistades, y los aprendemos en nuestra casa y en la escuela. De mayores, los utilizamos como una brújula que nos conduce a las personas con las que debemos relacionarnos.
Hoy te voy a hablar de los sesgos de clase social que son los prejuicios que tenemos y los estereotipos que adjudicamos a las personas según su lugar de residencia.
Si te pones a pensar, no tenemos mucho tiempo para visitar a todos nuestros amigos en sus casas o en sus pisos. Según Netz, que realizó un estudio en el año 2013, en el caso de los sesgos socio-económicos muchas de nuestras percepciones provienen de los medios de comunicación. Así, apunta que: «La cobertura de noticias puede generar algunas percepciones sobre ciertas poblaciones, especialmente si no tienes un ejemplo en la vida real para contrarrestar lo que estás viendo en la televisión».
Si rascas un poco te das cuenta de que este tipo de percepciones llevan a grandes equívocos. Te pongo algunos ejemplos. Un conocido vive en Majadahonda, una zona residencial fuera de Madrid capital. Él, paga un alquiler por encima de los mil euros porque quiere vivir rodeado de áreas verdes y con un estilo de vida parecido al de algunas ciudades estadounidenses. Sin embargo, vive con mucha austeridad. Cuando coincidimos en un lugar público, pide lo más barato o se abstiene de tomar algo. Un día me confesó que para llegar a final de mes tiene que medir sus gastos y que, rara vez sale a comer fuera o puede pagar un café.
Otro amigo vive en el barrio de Salamanca, su piso es muy pequeño, apenas tiene 30 metros cuadrados. Pero, según me cuenta le compensa vivir allí porque está ubicado en una buena zona y bien situada de Madrid. Pero, lo más importante de todo es que proyecta la imagen de tener un estatus social alto que en su caso es fundamental para trabajar como abogado mediador de conflictos internacionales.
Conozco un caso de un funcionario al que llaman: “el diplomático rebelde”. Este sobrenombre se debe a que a pesar de que percibe unos ingresos más altos que la media y de que ostenta un cargo muy alto en su embajada se negó a vivir en las mejores zonas de Madrid y a comprarse un coche de lujo. En su lugar, eligió un piso en una zona rehabilitada que en los años 80 había sido un punto de encuentro para traficantes de drogas.
Cuando alguien te pregunta por el lugar en el que vives, de forma inconsciente das una respuesta que activa de inmediato los sesgos inconscientes. Este hecho influye en determinados contextos y determinadas profesiones, como por ejemplo en el mundo de la justicia, y de la abogacía, en los profesionales del trabajo social, en el personal de los departamentos de recursos humanos, y en el ámbito de la psicología así como en el área de la medicina o en la conducta de las fuerzas y cuerpos de seguridad.
De forma inconsciente todas estas personas tienen una gran influencia al momento de dictar algunas sentencias, otorgar ayudas económicas a personas en situación de vulnerabilidad social o incluso en la evaluación previa de algunos diagnósticos.
En los países en los que hay más desigualdades sociales la respuesta a esta pregunta es crucial. Recuerdo que de pequeña me impactó que la madre de una muy buena amiga no le dejara relacionarse con personas que no fueran de su nivel socio – económico.
Como puedes ver con los ejemplos que te he mencionado cada persona con independencia del lugar en el que viva tiene una casuística particular. Por ello, recuerda que:
“Los mitos que rodean a ciertas zonas de residencia conducen a falsos prejuicios y estereotipos que conducen a decisiones erróneas”.
Mercedes Valladares Pineda
Psicóloga – Coach Experta en TransCulturalidad