Trasladarte a vivir a otro país es un reto ya que tienes que adaptarte a tu nuevo trabajo, a un estilo de vida diferente, con hábitos y costumbres inusuales para ti.
Si la decisión se tomó de forma inesperada, parece lógico que no recibiste la formación intercultural que hubiese facilitado tu integración de la manera más rápida y efectiva. Por ello, cuando llegas al país de destino no comprendes algunas de las señales en tu nuevo entorno y en algunos momentos tienes la sensación de estar “ciego”.
Además, si tu empresa en el extranjero no cuenta con personal cualificado para facilitarte la consecución de tus objetivos en los plazos establecidos, te ves condicionado a buscar un “lazarillo” que te guie, te acompañe y te ayude a comprender las fases que vas a atravesar en tu proceso de adaptación.
¿Cómo puedes encontrar a tu lazarillo ideal?
Puedes escoger dentro de una amplia gama de especialistas en diferentes áreas de la ayuda personal y profesional para realizar procesos de acompañamiento.
Pero, si quieres elegir a un lazarillo que tenga habilidades adicionales que le ayuden a conseguir resultados exitosos −con clientes como tú− que provienen de otra cultura: ¡necesitas a un coach intercultural!
Algunos autores como Sue y Sue (1990), Pederson y Levy (1993), Enns (2000) coinciden en qué un coach intercultural debe reunir tres requisitos fundamentales:
1. Elevado nivel de autoconciencia. Imagínate que acabas de llegar a un país extranjero, ¿qué sentirías si un coach genera con su comportamiento una exaltación de sus valores culturales en detrimento de los tuyos?
Un coach te acompaña en tu proceso de manera objetiva cuando es consciente de sus propios supuestos culturales, prejuicios y estereotipos. Asimismo, identifica que su cultura tiene valores y actitudes que la diferencian de las demás y que no por ello, la hacen superior.
Supongamos que eres de un país asiático, que estás viviendo en España y que tu coach es español. Si este último percibe que sus valores culturales son los correctos e ignora los tuyos se producirían algunas distorsiones:
a) No podría mantener una relación profesional y respetuosa contigo ya que su ceguera le haría ignorar una faceta central en tu identidad cultural.
b) Tampoco podría entender tu perspectiva sobre el mundo. Su percepción etnocéntrica conseguiría influenciar tus reacciones. Podrías interpretar como una imposición, los cambios que te sugiriera para desenvolverte con productividad. ¡Tú coach necesitaría un lazarillo intercultural!
2. Conocimiento sobre otras culturas. Si vivieras en un país extranjero,¿tendrías confianza en un coach qué no conoce los aspectos básicos de tu cultura? ¡Rotundamente no!
Un coach con conocimientos sobre el mundo globalizado multicultural, las distintas formas de percibir el mundo y las necesidades de sus clientes, comprende tus comportamientos y respeta tus normas y valores culturales.
Los aspectos que tu coach debe tener en cuenta para mejorar su visión sobre otras culturas son los siguientes:
Priorizar tus “aspectos individuales” y no etiquetar a todos los miembros de tu cultura de forma automática. Si eres de un país caribeño es posible que te consideren impuntual. Si tu coach acepta ese estereotipo, cometería un error ya que no todas las personas de tu región se presentan tarde a las reuniones.
- Buscar el equilibrio entre sus propias creencias culturales, tus particularidades como cliente y la relación entre tú y él, en el contexto de coaching.
- Contemplar aspectos como tu estilo de comunicación (lenguaje verbal y no verbal), tu estilo de aprendizaje o tus valores dentro del ámbito laboral.
- Tener conocimientos sólidos sobre autores, teorías e investigaciones contrastadas de forma científica sobre las dimensiones culturales. Por ejemplo, el grado de jerarquía en las relaciones interpersonales (distancia de poder) o sobre la percepción del tiempo en las diferentes culturas.
- Interiorizar el proceso de desarrollo de tu identidad cultural y las diferentes maneras en que las personas llegan a acuerdos aún y cuando existan diferencias entre ellos.
- Pensar desde tu perspectiva y asumir una actitud de empatía hacia ti para conocer tu realidad.
3. Habilidades de comunicación intercultural. ¿Cómo te sentirías si tú expresas tus emociones de forma abierta y tu coach maneja una perspectiva orientada exclusivamente al logro de objetivos? Es probable que no podrías pasar por la etapa de introspección −que es necesaria en tu cultura− antes de alcanzar tus metas.
Un estilo único de comunicación no encaja con todos los clientes. Por ello, un coach intercultural utiliza numerosas estrategias y enfoques que se adaptan a los diferentes perfiles pluriculturales de sus clientes.
Tu lazarillo necesita sentirse cómodo aprendiendo diferentes estilos de comunicación y utilizarlos a la carta según las necesidades de sus clientes. ¡Tiene que ser capaz de entender la forma particular que utilizas para comunicarte!
Si tu lenguaje es indirecto y prolífico, tu coach perdería contacto contigo si te lleva a un punto concreto en la conversación. Por ejemplo, un español, va al grano y un latinoamericano da muchos rodeos antes de concretar algo.
Un coach formado en la interculturalidad puede trabajar con personas de distintas culturas. Sin embargo, los aspectos culturales de las sociedades son tan amplios que es imposible abarcar todas las culturas del mundo.
Por esta razón, existen coaches interculturales especializados en cada cultura. Procura que tu coach tenga suficiente experiencia, conocimientos y habilidades sobre tu país y tu región para que sea capaz de ayudarte a hacer un balance entre tus dos culturas, −la de origen y la nueva−.
El trabajo de un coach intercultural va más allá de una simple relación entre cliente y coach, ya que este último está preparado en muchos ámbitos para moverse como pez en el agua entre las fronteras de uno, dos o tres clientes con perspectivas culturales totalmente distintas entre sí.
Si necesitas adquirir formación intercultural escribe a:
transculturality@gmail.com
Mercedes Valladares Pineda
Psicóloga y coach transcultural