En 1990 Demi Moore y Patrick Swayze conmovieron a los espectadores de todo el mundo con la película “Ghost”, comercializada en algunos países con el nombre de “El fantasma del amor”. El argumento giraba en torno a una pareja feliz y enamorada. Una noche, el chico sale a la calle y es asesinado por su socio y supuesto mejor amigo.
La chica se siente destrozada, ¿cómo era posible que de la noche a la mañana hubiese perdido a su amado? ¿cómo era posible que nunca más le volvería a ver? El finado no puede “descansar en paz” y se queda en la tierra en forma de “fantasma” para advertir a su novia de los peligros que le acechan.
Veinte y seis años después, el título de esta película, se utiliza para referirse a las personas que desaparecen de forma repentina, voluntaria, silenciosa, sin dar ninguna explicación, sin avisar, y que finalmente se convierten en fantasmas; ya que a pesar de que nos “ignoran” y “no nos hablan”, mantienen su actividad en las redes sociales y están al tanto de lo que hacemos.
En inglés, se dice que una persona está haciendo “ghosting”, cuando adopta este comportamiento. En español, se ha denominado “el método del fantasma” o “fantasmear”.
Este comportamiento se produce entre personas que intercambian un diálogo compartido de vínculos emocionales o profesionales de cualquier naturaleza y al final, sin obedecer a razones concretas, deciden ignorar a su interlocutor sin abandonar el escenario en el que se hace evidente, que nunca van a perder su visibilidad.
Recientemente, una clienta que quería dejar a sus amigas de hace muchos años porque ya no le aportaban nada, me comentaba: “No sé si despedirme a la francesa o decirles que ya no quiero su amistad”.
El método del “fantasma” ha existido desde siempre y todos lo hemos practicado en alguna ocasión; se ha ido perfeccionando con la aparición de las redes sociales o “love sites”, como Tinder y Grindr que tienen como fin concreto ayudar a las personas a encontrar pareja.
Evolución del ghosting
Las rupturas sentimentales a través de las nuevas tecnologías se realizaban primero por telefonía móvil enviando un sms. Luego, por medio de internet, usando el correo electrónico y posteriormente, por facebook. Hace algunos años, cuando no se quería decir “adiós” en persona, se escribían cartas dando explicaciones sobre los motivos de la ruptura.
La diferencia es que el “ghosting”, se produce de forma totalmente inesperada. Una persona te puede decir que se va a “echar la siesta” y desaparecer por completo de tu vida. O te puede dar las “buenas noches” y nunca más vuelves a recibir los “buenos días”. La primera reacción que tienes es de desconcierto y confusión.
Si has tenido algún problema con la persona que te ha echado de su vida, al menos puedes llegar a entender tu situación. Si por el contrario, la relación es normal y aparentemente sin problemas, tienes más dificultades para asimilar lo que te está pasando.
Al principio, piensas que a la persona que te ha hecho “ghosting” le ha pasado algo, ha tenido un accidente o simplemente, piensas que está ocupada. Luego, te das cuenta que esa persona no oculta su actividad en las redes sociales. ¡Todo sigue igual! lo único que ha cambiado es que tu ya no formas parte de su vida.
Este tipo de actuaciones se están extendiendo en todo el mundo. Se ha escrito sobre estas en países como Argentina, Canadá y Estados Unidos. Los estadounidenses ya han realizado algunos estudios y los resultados reflejan que esta práctica va en aumento.
En el año 2014 el Huffigton Post y la Revista Elle hicieron sendos estudios acerca de estas conductas. El primer estudio reveló que, de una muestra de 1,000 personas, el 11% había hecho “ghosting” al menos una vez en su vida. El segundo estudio, con un muestreo de 185 personas, indicó que el 16,7% de los hombres y el 24,2% de las mujeres habían usado “el método del fantasma”.
En España, la llegada del ghosting a la consulta de los psicólogos es un tema de conversación que se está haciendo cada día más “común”. Un cliente me dijo: “Es la nueva forma de transmitir a una persona que ya no tienes interés en ella”.
El “método del fantasma” suena como algo esotérico o irreal, pero no podemos negar su existencia, ni tampoco demonizarlo. Los “ghosts” o “fantasmas” del siglo XXI, están aquí y es necesario diseñar estrategias para moderar nuestra manera de comunicarnos y fomentar la empatía al tratar a los demás.
Y es que al igual que en la película “Ghost”, había diferentes tipos de fantasmas, los perpetradores del ghosting no tienen un solo patrón, pero es probable que tengan como factor común el miedo, que irónicamente es todo lo contrario a lo que se busca en estas redes sociales, “el amor”.
Tipos de personas que hacen “ghosting”
Los que tienen miedo al compromiso y a perder mejores oportunidades. Se presenta cuando una relación marcha “viento en popa”, y uno de los miembros de la pareja se retira porque teme llegar más lejos y establecer una relación duradera con otra persona.
Las redes sociales amplían las posibilidades de conocer personas de todo el mundo y potencian nuestras fantasías de encontrar a la persona perfecta. Esta “falacia” nos puede hacer caer en un circulo vicioso de relaciones que no tendrán fin y que nunca nos van a satisfacer ¡En realidad este tipo de fantasmas solo desean picar o tener una aventura!.
Los que tienen miedo a los conflictos. Son personas que evaden situaciones incómodas y que evitan los enfrentamientos. Es preferible no ver a nuestra “ex pareja” sufrir o llorar en el momento en que decidimos abandonarla. ¡Cuanto menos sepamos de su reacción, mucho mejor!
Los que tienen miedo de conocerse a sí mismos. Son personas que prefieren quedarse con su propia interpretación de la realidad y no reconocer sus propios errores.
Los que tienen miedo de herir a otra persona. Son personas que deciden marcharse sin explicarle sus defectos o debilidades a la otra persona porque piensa que le puede hundir más.
Los que tienen miedo a ser rechazados. Detectan señales de la persona a la que están frecuentando, que les hacen notar que no será posible mantener una relación y antes de recibir un “no” prefieren marcharse.
En los adolescentes, el “ghosting” se está expandiendo por imitación. Muchos jóvenes crecen con la idea de que dejar de hablar a alguien de forma repentina es un comportamiento normal y no desarrollan la capacidad de empatía para ponerse en el lugar de la otra persona. Incluso, algunos piensan que no están haciendo ningún daño y otros lo hacen con la intención expresa de dañar porque piensan que es lo que se debe hacer.
El ghosting es un tema complejo y por ello, no podemos posicionarnos y etiquetar o polarizar a las personas como víctimas, culpables, inmaduras o cobardes ya que, en determinados momentos de nuestra vida, dependiendo de la circunstancia en la que nos encontremos podemos llegar a perpetrar o recibir ghosting.
Si en algún momento nos han hecho ghosting debemos cuidar nuestra autoestima y evitar generalizaciones que nos lleven a pensar que no “valemos para nada” o que todas las personas nos van a rechazar.
La psicoterapeuta estadounidense Elizabeth Lamotte opina que si hemos sido víctimas de este comportamiento de forma repetitiva debemos plantearnos cómo nos relacionamos y aprender a respetarnos a nosotros mismos saliendo con personas que nos traten con dignidad.
Si tu le has hecho ghosting a otra persona con independencia del motivo que sea, sería conveniente que te plantearas tu manera de comportarte y que aprendieras a gestionar tus impulsos y emociones.
Desconocer la reacción de la otra persona, probablemente te tranquilice y libere tu conciencia de remordimientos, pero no por ello, tu comportamiento deja de ser inaceptable. Ten en cuenta que estás tratando con personas que tienen pensamientos, sentimientos y emociones y que no son objetos intercambiables.
Las nuevas tecnologías nos dan la posibilidad de desarrollar personalidades diferentes y alternas. De forma virtual, hacemos cosas que no nos atrevemos hacer en la vida real. Y esto, hace que perdamos la capacidad de relacionarnos con los demás en persona, cara a cara y en el día a día.
Detrás de un comportamiento de ghosting hay una evitación del dolor, deseo de disfrutar haciendo daño o incapacidad de gestionar los conflictos. A largo plazo, se vuelve en contra del que lo practica ya que se niega a sí mismo a experimentar relaciones saludables y satisfactorias que le permiten evolucionar como ser humano.
El fallecido músico argentino, Gustavo Cerati en su canción “Adiós” del álbum “Allí Vamos” decía que:
“Decir adiós es crecer”.
Mercedes Valladares Pineda
Psicóloga Experta en Coaching Transcultural
ACERCA DE LA AUTORA
MERCEDES VALLADARES PINEDA, trabaja en Madrid de forma presencial. Y, a través de plataformas on line, a nivel internacional. Facilita procesos de coaching personal, de negocios y formación a medida a empresas y «one to one» a individuos. Utiliza la psicología y la cultura como dos herramientas que se retroalimentan mutuamente. Por ello, actúa como facilitadora de integración a las personas que quieren adaptarse a otra cultura en tiempo récord para sacar el mejor rendimiento económico y personal durante su estancia en otra cultura. Asimismo, ayuda a parejas mixtas a superar barreras culturales que producen malos entendidos. Ha creado su propio modelo de trabajo inspirado en la Psicología Humanista y el respeto a los Derechos Humanos. Trabaja con expatriados, cooperantes internacionales, ONG, escuelas de negocios y universidades, diplomáticos, cónyuges de diplomáticos y familias de expatriados que necesitan orientación en una nueva cultura.