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Mientras respires todavía estás a tiempo

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Uno de los suscriptores a mi boletín (60), me dijo: “Mercedes, leo todos tus mensajes, son muy positivos pero no son para mí, tú escribes para gente joven que aún tiene metas”.

Una cliente (65) me dijo: “Tengo insomnio, no puedo dormir. Mi única ilusión son mis nietos, quiero verlos crecer, hacerse mayores y seguir conversando con ellos”.

Mi madre a los (60) destruyó su primera casa y construyó un edificio de apartamentos.

Mi padre (78) se levanta todos los días a las 6 de la mañana para hacer una hora en su cinta para correr.

La madre de una amiga (69) sigue con la ilusión de recorrer el mundo. Su próximo viaje es a Tailandia.

Una colega (43) piensa que dentro de poco tiempo dejará de ser visible para los hombres porque perderá su atractivo. Se está planteando la reconstrucción de su pecho y una operación para la caída de los párpados.

Otra amiga (48) invierte tres horas diarias para darse masajes faciales y reducir las arrugas de su rostro.

Ciertamente, envejecer no es un camino de rosas. Y, cada persona se lo toma de manera diferente. Vivimos en una constante contradicción. De un lado, la sociedad te rechaza por ser mayor y del otro, cada día tienes la posibilidad de vivir más.

Por otra parte, las pérdidas se acumulan: tus amistades, tus familiares y las personas de tu entorno tienen mayores posibilidades de morir. A medida que te haces mayor, te pueden diagnosticar una enfermedad crónica o tener una discapacidad. Y, tus opciones para realizar actividades se van reduciendo.

A pesar de todo lo anterior, existen fórmulas para encontrarle sentido a la vida. Algunas investigaciones revelan que si tienes un propósito, si actúas de acuerdo con tus valores y tus metas, tienes más posibilidades de tener una mejor salud física, emocional y mental.

Según un estudio de casi 7,000 personas entre 51 y 61 años, las que no tenían un -propósito- tenían casi el doble de posibilidades de morir a lo largo de los cuatro años de duración del estudio.

Otros estudios demuestran que tener un propósito de vida promueve comportamientos saludables. En el 2019 un estudio en personas de 50 a 90 años de edad, realizado por un equipo de investigación de Gran Bretaña, encontró que si tienes un propósito de vida eres más feliz, tienes una sensación de bienestar y no tienes sensación de soledad.

No importa cual sea tu propósito, siempre que tengas uno. Mi clienta de 65 años, se pregunta: ¿cómo puedo encontrar un propósito siendo mayor? Y, cree que nunca ha tenido un propósito.

Después de su jubilación, quería dar clases de matemáticas a niños pero su hijo argumentó que los contenidos que se imparten en la actualidad no tienen nada que ver con los de su época.

Piensa encontrar su propio propósito de vida, ya que ver a sus nietos crecer y hablar con ellos cuando sean adultos no depende de ella. ¿Qué pasa si sus nietos no quieren tener contacto con ella o se van a vivir a otro país?

El propósito de vida es la determinación firme de hacer algo en la vida. Una de las maneras de descubrirlo es preguntándote: ¿qué actividad me hace olvidar la noción del tiempo? ¿qué actividades me hacen sentir en un estado de felicidad y relajación? ¿qué actividad me hace sentir con la sensación de qué quiero alcanzar un reto?

Encontrar tu propósito de vida no significa que vas a tener una vida color de rosa todo el tiempo. Te vas a encontrar muchos obstáculos y es posible que estos vengan de parte de tus seres queridos. Pregúntate: ¿qué sacrificio puedo tolerar para alcanzar mi propósito de vida?

Muchas personas asocian el propósito de vida con su don o pasión. Si tu pasión es el fútbol y te sientes en un estado de profunda felicidad cuando ves un partido, y no te das cuenta de lo rápido que pasa el tiempo, ahí no es.

El propósito de vida nace de la conexión con otras personas. Una de mis clientas ha encontrado su propósito escribiendo artículos para prevenir el abuso emocional. Ha encontrado su camino, ha encontrado a otras personas que caminan con ella y ha formado una comunidad que tiene como objetivo erradicar el abuso emocional.

¿Qué pasa si no tienes un propósito de vida que sea trascendental? En ese caso, aprende a apreciar los pequeños placeres. El otro día en un restaurante de la Latina en Madrid, observé a una paloma comer con desparpajo los restos de comida que estaba en el suelo. Cosas tan sencillas como tomar un café con una persona a la que quieres o dar un abrazo, le dan sentido a tu vida.

En Okinawa, Japón, la gente es más longeva que en cualquier otra parte del mundo porque practican el Ikigai o propósito de vida. Y, este incluye disfrutar con alegría de las pequeñas cosas, estar presente en el aquí y en el ahora, y crear una atmósfera armoniosa.

No es ninguna locura ponerte metas después de que llegas a cierta edad. La inglesa Angela Middleton, empezó a hacer ejercicio a los 50 años. Ahora con 57 tiene la figura de una mujer de 30. Angela apunta, «No sabemos cuanto tiempo vamos a vivir, prefiero vivir bien durante el tiempo que me quede de vida».

Mientras respires todavía estás a tiempo de hacer cosas. No es ninguna locura seguir estudiando o aprender un idioma.

Mercedes Valladares

Psicóloga Experta en Coaching Transcultural