
¿Qué significa decir “no hace falta que me des las gracias” en España? Una mirada intercultural
En contextos transculturales, expresiones como “no hace falta que me des las gracias” pueden generar malentendidos.
Dar las gracias en diferentes culturas es una expresión muy común
Sin embargo, una simple frase como: “no hace falta que me des las gracias” puede dar lugar a fatales confusiones. En el marco de una sesión de coaching transcultural una cliente portuguesa me preguntó desconcertada: “¿Por qué en Madrid a la gente no le gusta que le den las gracias?”.
Mi cliente comentaba que hacía unos días había trabajado hasta muy tarde en su oficina. A la salida coincidió con su jefe que la llevó a casa.
Al día siguiente ella se presentó a su despacho con una caja de chocolates para agradecerle el gesto. Si eres de España, entenderás la reacción que tuvo él: “No hace falta que me des las gracias”, – le dijo, y con cierta incomodidad aceptó el regalo.
Veamos otros ejemplos:
Landa, una latinoamericana que lleva muchos años en España, expresaba que recién llegada, consideraba la respuesta de la persona agasajada como un gesto de mala educación. Con los años comprendió que era el equivalente a decir: “De nada”, como se dice en su país de origen.
Andrea, una paraguaya que lleva un año en Madrid explica que en su país una persona que no da las gracias es el reflejo de que ha crecido en una familia sin modales, y que la expresión “no hace falta que me des las gracias”, se interpreta como algo descortés.
En el caso de mi cliente, su jefe consideró una exageración recibir una caja de chocolates por haber hecho un favor con el mayor de los gustos.
¿Ser agradecido está sobrevalorado?
Depende del contexto y la frecuencia con que se exprese. Aquí te dejo algunas situaciones que pueden generar confusión o malestar:
1. Decir gracias constantemente puede saturar la comunicación
En entornos laborales, agradecer cada pequeño gesto puede sobrecargar correos electrónicos o grupos de WhatsApp, generando ruido innecesario.
2. Cuando el “gracias” se convierte en una muletilla vacía
Si lo dices por rutina, pierde valor emocional. Termina siendo un formalismo sin significado auténtico.
3. A veces el agradecimiento es interés disfrazado
Hay personas que agradecen esperando algo a cambio: un favor, una recomendación o incluso un puesto de trabajo. Si no lo reciben, se sienten frustradas.
4. El “agradecimiento” impuesto puede generar expectativas y resentimiento
Ejemplo: si te invito a un café por gusto, no deberías sentirte obligado a agradecerme o corresponderme. Si lo haces, que sea espontáneo, no por presión social.
5. No es lo mismo dar las gracias que ser agradecido
Dar las gracias puede ser una fórmula social. Ser agradecido se demuestra en acciones, no necesariamente en palabras. A veces una actitud cálida o un gesto amable valen más que mil «gracias».
Conclusión: La gratitud como puente intercultural
Dar las gracias en diferentes culturas puede ser tanto una fuente de conexión como un motivo de confusión. En España, frases como “no hace falta que me des las gracias” suelen expresar cortesía implícita, generosidad o cercanía. Sin embargo, para personas de otras culturas, esta expresión puede sonar distante, descortés o incluso despectiva si no se interpreta adecuadamente.
En las culturas nórdicas, que pertenecen al grupo de culturas de bajo contexto, la comunicación es más directa y explícita. Sin embargo, curiosamente, la expresión reiterada de gratitud no es tan frecuente como en culturas latinas o mediterráneas. Allí, la gratitud se expresa de forma concreta, pero no exagerada: lo que se valora es la coherencia entre el gesto y la acción, más que la repetición de fórmulas de cortesía.
Esto puede generar malentendidos en entornos multiculturales, especialmente si una persona de una cultura más expresiva espera una devolución emocional que la otra no considera necesaria.
Como se menciona en el artículo “Cultura y Gratitud: diferencias culturales en la gratitud”, comprender estas diferencias nos ayuda a no juzgar desde nuestro marco cultural, sino a interpretar los gestos con mayor empatía y apertura.
La gratitud es un valor universal, pero su expresión es profundamente cultural. Cuando reconocemos estas diferencias sin imponer nuestras expectativas, fortalecemos nuestras relaciones y fomentamos una comunicación más efectiva y humana.
Mercedes Valladares Pineda
Psicóloga Coach Experta en Coaching TransCultural
Acerca de la autora
Mercedes Valladares es psicóloga transcultural y experta en coaching para empresas. Acompaña a ejecutivos en el logro de sus metas mediante sesiones de psicología y coaching transcultural. Imparte formación presencial y online a equipos y organizaciones en procesos de desarrollo profesional, liderazgo, adaptación y comunicación intercultural. Trabaja con su método MOVERTE para ayudar a conseguir objetivos con propósito. Su modelo de trabajo se inspira en la Psicología Humanista y en el respeto a los Derechos Humanos.