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«No hace falta que me des las gracias»

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Aunque lo neguemos a todos nos gusta que nos den las gracias.

“No hace falta que me des la gracias”

En un mundo cada vez más globalizado en el que conviven personas de diferentes culturas a veces una simple frase como: “no hace falta que me des las gracias” puede dar lugar a fatales confusiones. En el marco de una sesión de coaching intercultural una cliente portuguesa me preguntó desconcertada: “¿Por qué en España no gusta que nos den las gracias?”.

Mi cliente comentaba que hacía unos días se había quedado trabajando hasta muy tarde en su oficina. A la salida de su edificio coincidió con su jefe que la llevó a su casa.

Al día siguiente ella se presentó a su despacho con una caja de chocolates para agradecerle el gesto. Si eres de España, entenderás la reacción que tuvo él: “No hace falta que me des las gracias”, – le dijo, y con cierta incomodidad aceptó el regalo.

Landa, una hondureña que lleva 30 años en España, expresaba que recién llegada, consideraba la respuesta de la persona agasajada  como un gesto de mala educación. Con los años comprendió que era el equivalente a decir: “De nada”, como se dice en su país de origen. 

Andrea, una paraguaya que lleva un año en Madrid explica que en su país una persona que no da las gracias es el reflejo de que ha crecido en una familia  sin modales, y que la expresión “no hace falta que me des las gracias”, se interpreta como algo descortés.

Los londinenses son conocidos porque se disculpan con un «I am sorry» cuando chocan o rozan contigo, aunque tú hayas sido el causante del incidente. Del mismo modo te dan las gracias por pequeños detalles como ceder el asiento a una persona mayor, ceder el paso, recoger un objeto caído de otra persona, etc.

En España, pasa exactamente lo mismo. Los gestos mencionados anteriormente también se agradecen. Por favor, no te confundas si te dicen: “No hace falta que me des las gracias”. Simplemente, interprétalo de esta manera: “Es un placer para mi ayudarte”, “No me supone ningún esfuerzo” o “No es nada”.

En el caso de mi cliente, su jefe consideró una exageración recibir una caja de chocolates por haber hecho un favor con el mayor de los gustos.

¿Ser agradecido está sobrevalorado?

Todo depende del contexto y de la frecuencia con que lo hagas. Dentro de un entorno laboral, un gesto tan sencillo como dar las gracias puede causar pequeñas complicaciones como sobrecargar las cuentas de correos o los grupos de whatsapp cuando nos envían alguna información.

Por otra parte, si decir “gracias” se convierte en tu muletilla diaria, el verdadero significado de esta palabra caerá en el vacío. En otros casos, algunas personas te ofrecen cosas tangibles o intangibles para recibir  algo a cambio, como por ejemplo un puesto de trabajo o una recomendación y cuando esto no sucede, se sienten frustradas.

Otras personas opinan que no hace falta dar las gracias. Por ejemplo, si tú me invitas a un café, lo haces porque te apetece. Y, si no te lo acepto o no te lo agradezco no tienes porqué sentirte ofendido porque no cumplo tus expectativas.

Como puedes ver, hay muchas interpretaciones sobre  «dar las gracias» y algunas distinciones al respecto. Por ejemplo, hay quienes afirman que no es lo mismo “dar las gracias” que “ser agradecido”.

En el primer caso, es un mero formalismo que se realiza para cumplir con la etiqueta.  En el segundo caso, puede ser que una persona no te de las gracias pero que te lo demuestre. 

Me acuerdo de que hace algunos años fui a Dubái a visitar a una amiga. Pasé dos semanas fantásticas con ella y al marcharme le dejé una tarjeta de agradecimiento debajo de la almohada de la habitación de invitados. Ella, tardó unas semanas en descubrir que la tarjeta estaba allí y en el momento en que la encontró, me llamó por teléfono para decirme:¡¡¡Gracias!!! ¡¡¡Gracias!!! ¡¡¡Gracias!!!

Martin Seligman, el creador de la Psicología Positiva, recomienda dar las gracias por todas las cosas positivas que te han pasado durante el día.  Si nunca has hecho este ejercicio te recomiendo que lo pruebes. 

A veces piensas que te has levantado con el pie izquierdo y que todo te ha salido mal. Y, cuando empiezas a dar las gracias puedes llegar a agradecer algunos aspectos de tu vida que considerabas negativos, ¿sabes por qué? Porque de las experiencias negativas obtienes grandes aprendizajes.

Para terminar, quiero decirte que “dar las gracias” tiene una connotación positiva en todas las culturas. Lo único que debes tener en cuenta es que la gratitud se interpreta y se expresa de manera distinta. Aunque no me estés pidiendo ningún consejo te digo que para tener una salud emocional óptima lo más apropiado es que si das algo lo hagas por placer y sin esperar nada a cambio.

La próxima vez que te digan: “no hace falta que me des las gracias” siéntete una persona afortunada.

Mercedes Valladares Pineda

Psicóloga Coach Experta en Coaching TransCultural