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Palabras cariñosas en el entorno laboral

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¿En alguna ocasión algún compañero o compañera de trabajo te ha llamado con un diminutivo o una palabra cariñosa? ¡Seguro que muchísimas veces! Recuerdo que tuve un jefe que llamaba a las mujeres “reina” y a todas les parecía un comportamiento sexista y discriminatorio.

Lo más probable es que quienes utilizan estos términos no son conscientes de que pueden causar efectos negativos en las personas a quienes los dirigen. Las razones que motivan a hablar de esta manera son múltiples. Aquí tienes algunas de ellas:

1. Repetición. Somos seres sociales y nos contagiamos de algunos hábitos. Escuchamos a un compañero llamar a otro con una palabra cariñosa y luego, sin darnos cuenta nos descubrimos a nosotros mismos reproduciendo el mismo comportamiento.

2. Región del país del que se proviene. Las personas del norte de Inglaterra son más afectivas que las del resto del país y utilizan términos cariñosos con sus colegas de trabajo.

En Estados Unidos, la gente del sur utiliza con frecuencia las palabras “sweetie” (cariño) y “honey” (miel). En Australia, decir “mate” (compañero) es muy común, así como era la palabra “ciudadano” durante la Revolución Francesa.

En Latinoamérica los términos cariñosos varían mucho, el más conocido de todos es “mi amor” y cambia de acento y tonalidad según el país del que se trate. En el nordeste de Brasil, se habla de forma más dulce.

En España, se utiliza mucho “cari” como diminutivo de “cariño”, también se usan palabras como “churri” o “cielo”. En las Islas Canarias se dice: “mi niño” o “mi niña”. En Madrid es muy común decir: “guapa” o “guapo”.

3. Nivel educativo. Algunas personas con nivel educativo bajo no discriminan entre los entornos formales e informales y se dirigen a todas las personas con los mismos calificativos.

4. Grado de confianza. Algunos empleados llevan años juntos en el mismo entorno laboral y además de compartir el trabajo diario comparten su vida personal.

5. Tipo de trabajo. En algunos sectores laborales se atiende con mucha rapidez y para generar una sensación de cercanía se llama a los clientes de forma cariñosa. Por ejemplo, en algunos comercios, supermercados y peluquerías, los dependientes llaman a los clientes: “cielo”.

6. Rebajar a otras personas o ser condescendiente. En el primer caso, se utiliza un término cariñoso para subrayar un error de forma irónica. En el segundo, se trata a las personas como niños cuando no se tiene confianza en sus capacidades laborales: “no mi amor eso no se hace así”.

A priori el uso de palabras cariñosas en el trabajo no es tan grave y muchas personas las utilizan con un sincero deseo de agradar. Sin embargo, debemos recordar que el grado de sensibilidad de las personas, su origen cultural, estatus social o jerarquía profesional contribuyen a que cada uno les de un matiz diferente.

Para evitar consecuencias negativas que puedan dañar las relaciones laborales, la persona que se siente agraviada debe detener este comportamiento desde el primer momento en que se produce.

De lo contrario, la persona que lo practica −por desconocimiento−
no es consciente de las reacciones que provoca en su entorno. Y las personas que lo hacen de −forma intencionada− deben ser advertidas a tiempo porque sino pueden justificarse diciendo que lo hacían sin ninguna mala intención.

Uno de los impedimentos para hablar con sinceridad sobre estos temas en el trabajo es que tenemos miedo de herir los sentimientos de nuestros compañeros.

Si no frenamos el uso de un vocabulario que es más adecuado para una pareja que para un compañero de trabajo, nos pueden acusar de dar trato preferencial a un empleado cuando somos jefes, de ser cómplices de personas que practican comportamientos sexistas o discriminatorios, o de haber sido promotores de algunas confusiones y malas interpretaciones que pueden terminar en los tribunales.

Asimismo, se puede interpretar como una falta de respeto tanto al jefe como a los subordinados y un empleado se puede sentir rebajado, degradado o infantilizado.

Me comentaba una colega que una manera de probar si nos estamos dirigiendo de forma apropiada a nuestros compañeros de trabajo, es preguntarte: ¿cómo nos sentirías si tu pareja llama de forma cariñosa a sus compañeros? o ¿cómo se sentiría nuestra pareja si nosotros llamamos de forma cariñosa a nuestros colegas? Agrega: ¡Somos colegas, no pareja!

Hay muchas términos que no riñen con un entorno de confianza en el trabajo como: “por favor”, “gracias”, “buenos días” o “buenas tardes”.

RECUERDA QUE: “En el ámbito laboral se debe evitar la ambigüedad”.

Mercedes Valladares Pineda
Psicóloga Experta en Coaching Transcultural

ACERCA DE LA AUTORA

MERCEDES VALLADARES PINEDA, trabaja en Madrid de forma presencial. Y, a través de plataformas on line, a nivel internacional. Facilita procesos de coaching personal, de negocios y formación a medida a empresas y «one to one» a individuos. Utiliza la psicología y la cultura como dos herramientas que se retroalimentan mutuamente. Por ello, actúa como facilitadora de integración a las personas que quieren adaptarse a otra cultura en tiempo récord para sacar el mejor rendimiento económico y personal durante su estancia en otra cultura. Asimismo, ayuda a parejas mixtas a superar barreras culturales que producen malos entendidos. Ha creado su propio modelo de trabajo inspirado en la Psicología Humanista y el respeto a los Derechos Humanos. Trabaja con expatriados, cooperantes internacionales, ONG, escuelas de negocios y universidades, diplomáticos, cónyuges de diplomáticos y familias de expatriados que necesitan orientación en una nueva cultura.