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¿Pensamientos VICA? ¿Pensamientos CEPE? o ¿Una mezcla de ambos?

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¿Con cuál te quedas?

Conocí el concepto de “mundo – VICA” hace un año de la mano de una consultora muy conocida que fue contratada para formar a los empleados “top” de una macro empresa española en el ámbito de la tecnología.

El objetivo de la formación se dirigía a que los empleados aprendieran estrategias para vivir en un mundo VICA: volátil (v); lleno de incertidumbre (i); con muchos cambios ( c ) y ambiguo. (a).

En “pétit comité” un empleado me indicó: “es una estrategia más de manipulación de nuestra empresa”. Y, añadió: …pensaba que el objetivo real era prepararme para los súbitos cambios en mi empresa para producir más beneficios económicos”.

Después de esa formación encontré en LINKEDIN un artículo de un estadounidense que apuntaba los efectos negativos que producía en las personas tener que vivir en un mundo VICA.

En la misma época, conocí a un profesor universitario que había adoptado un estilo de vida acuñado “slow movement” que consiste en disminuir al máximo el ritmo de la vida frenética en la que todos nos vemos inmersos a diario. Este profesor había dejado su casa en Madrid y se había ido a vivir a un pueblo fuera de Madrid, -pero, más que vivir en un mundo “slow movement”- vivía como un ermitaño, distanciado de forma física de la sociedad.

El citado profesor concluía que la solución para escapar del caos de las grandes ciudades era vivir a una ciudad pequeña en la que sería probable que nunca pasaría nada y en la que se pudieran cubrir nuestras necesidades básicas: agua, electricidad, alimentación, etc.

Después de la aparición del COVID-19 hemos podido constatar que ni siquiera los pueblos pequeños se han salvado ni del confinamiento ni del mundo VICA. Lo que hace necesario que empecemos a cambiar nuestra manera de pensar.

En la década de los 60 el escritor y conductor de radio, Earl Nightingale conocido por darle voz al héroe Sky King,  en su libro:“El secreto más raro del mundo” apuntaba que el problema de aquella época era que las personas no sabían pensar y que esa era la razón por la que no conseguían el éxito, si entendemos este como la realización progresiva de un propósito digno.

Nightingale pensaba que la causa por la que la mayoría de las personas no conseguían el éxito es porque «la gente hace lo que el resto de la gente hace», o en otras palabras por “conformismo”.

Coincido con Nightingale en que la mayoría de las veces no pensamos bien. A lo largo de nuestra vida aprendemos muchas cosas y almacenamos información que luego no sabemos como utilizar. Tampoco dedicamos tiempo para replantearnos y cuestionarnos nuestros pensamientos.

Ya lo decía el psicólogo Albert Ellis que una de las grandes distorsiones de nuestro pensamiento es irnos a los extremos: lo bueno o lo malo, lo blanco o lo negro, lo estable y lo inestable, el movimiento y lo estático, el éxito y el fracaso, lo aceptable y lo inaceptable, etc.

Creo que este punto sigue siendo un factor por el cual no tomamos buenas decisiones porque para predecir lo que vamos a hacer en el futuro siempre pensamos de manera dicotómica y seguimos obviando los puntos intermedios.

Es innegable que la calidad de nuestras acciones está directamente relacionada con la calidad de nuestros pensamientos. Me voy a permitir trasladar las siglas VICA a nuestros pensamientos, quizá de esta manera podamos percibir el mundo en movimiento:

  1. Pensamientos volátiles (PV): son pensamientos fugaces que desaparecen con la misma fugacidad con la que aparecen.
  • Pensamientos incertidumbre (PI): son pensamientos que aparecen y desaparecen pero que permanecen más tiempo en nuestra cabeza que los pensamientos volátiles. No sabes si esos pensamientos van a aparecer o desaparecer, ni cuanto tiempo permanecerán contigo.
  • Pensamientos cambiantes (PC): son pensamientos que van cambiando de forma, se originan de una manera embrionaria, van evolucionando dentro de tu cabeza y terminan siendo algo totalmente distinto a lo que esperabas.
  • Pensamientos ambiguos (PA): son pensamientos que no se pueden clasificar en una sola categoría: no son ni buenos ni malos y son malos y buenos a la vez; no son blancos ni negros, y son negros y blancos a la vez; no son correctos ni incorrectos, y son correctos e incorrectos a la vez.

Ahora ponte a pensar lo siguiente:

¿Cuántas veces cambias de opinión sobre ti mismo a lo largo del día o a lo largo de tu vida?

¿Cuántas veces cambias de opinión sobre otra persona a lo largo del día o a lo largo de tu vida?

¿Alguna vez has criticado a otra persona por haber cambiado de opinión o por haberse comportado de manera diferente al momento en que la conociste?

¿Has juzgado a alguien porque ayer te dijo una cosa y al día siguiente te dijo otra cosa diferente?

Siempre hemos vivido en un mundo VICA y para sobrevivir hemos elegido vidas estáticas sostenidas por pensamientos CEPE:  certeros (c); estáticos (e); permanentes (p); y específicos (e).

Me gustaría puntualizar varios aspectos:

  • Es necesario dar cabida a nuestra vida tanto a los pensamientos CEPE como a los pensamientos VICA. Quizá estos últimos sean la base de pensamientos más elaborados que pueden dar lugar a grandes cambios. Las personas que han contribuido a que se produzcan grandes cambios en la humanidad se han contradicho en varias ocasiones hasta llegar a obtener resultados específicos.
  • Nuestros juicios tienen como raíz pensamientos CEPE y por ello, no nos negamos muchas oportunidades a nosotros mismos y a las demás personas de cambiar, ¿cuántas parejas se han roto porque un miembro cambia y la otra permanece estática? o ¿cuántas de estas parejas se han separado porque una cambia su manera de percibir el mundo y la otra no le deja cambiar?
  • Muchas palabras de nuestro vocabulario nos etiquetan y no nos permiten evolucionar: inestable, cambiante, ambigua, etc.
  • Si nos permitimos pensar de forma VICA es muy probable que nuestro nivel de ansiedad disminuya porque el nivel de autoexigencia para encontrar una solución correcta a cada cosa, a cada persona y a cada momento también disminuirá.

Tampoco sería conveniente cambiar nuestra manera de pensar cada cinco minutos. Lo más adecuado será aprender a reinterpretar la realidad de forma constante y no cambiar de opinión frente a los cantos de sirena que te llevan a distorsionar una realidad que siempre ha estado anclada en un cuadro de valores y en un cambio de experiencias vitales. De lo contrario, la realidad será una construcción al uso  que nos dejará atrapados en un mero concepto de oportunidad y de conveniencia.

“No vivimos en una época de cambios, hemos cambiado de época”.

Mercedes Valladares Pineda

Psicóloga Experta en TransCulturalidad