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¿Por qué hablas tan rápido?

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¿Por qué hablas tan rápido?

Soy la coordinadora de un ciclo anual de “webinars” -o de seminarios on line- y tengo la oportunidad de vivir en directo situaciones divertidas e inesperadas.

Por si no lo sabías, un webinar es la versión “on line” de una charla o de una conferencia presencial. También, puede definirse como una transmisión en vivo a través de internet en la que tienes la posibilidad de participar, desde tu oficina, tu casa, tu móvil o desde cualquier parte del mundo.

Con mi compañero de batalla Eduardo de Souza Laureano ya tenemos un protocolo de actuación definido. Primero, hacemos las pruebas de sonido, explicamos a todos los participantes el funcionamiento de los micrófonos, como conectar las cámaras, la manera en la que pueden realizar las preguntas, el tiempo específico para hacerlas, etc.

Una vez que nos hemos asegurado que nuestras instrucciones han sido claras, abrimos el telón cibernético y pasamos a la acción.

La incertidumbre de lo que pueda pasar en vivo, nos genera una sensación agradable que nos pone en “estado de alerta” para solucionar los imprevistos que se puedan presentar.

La ponente de un webinar que moderé la semana pasada era una española de Málaga. Unos minutos después de haber iniciado su presentación recibí un mensaje, con el siguiente comentario: ¿Por qué va tan rápido?, me lo enviaba la directora de Recursos Humanos de una empresa de automóviles en Córdoba, Argentina. Y a continuación agregó: “Para nosotros va muy concreto. Acá le damos un poco más de vueltas… Pero habla súper claro”.

Inmediatamente, contrasté la información con una participante de Valladolid, España -le pregunté: ¿Qué te parece la velocidad con la que habla la ponente?,-me contestó: “Normal, tiene mucho que decir”. Suspiré y -pensé: “las diferencias culturales”.

Cuando quedaba poco tiempo para terminar el webinar, abrí el micrófono y, con un tono amistoso, comenté a la ponente, “nos quedan 9 minutos para terminar”. En ese instante recibí otro mensaje de Córdoba: “Directo al grano, diríamos aquí”. La directora de Recursos Humanos, se refería a que en Córdoba, Argentina, hubiesen utilizado un estilo de comunicación más indirecto: “Perdón por la interrupción, tu ponencia está sumamente interesante pero desafortunadamente tenemos que finalizar”.

Esta anécdota me llevó a reflexionar sobre los contenidos que tienen los cursos de oratoria. En la mayoría se omiten que las diferencias culturales pueden generar distintas percepciones dependiendo de la nacionalidad de la audiencia a la que nos dirigimos.

En Latinoamérica por lo general, se habla mucho más despacio que en España.

Sin olvidar algunos países en los que se habla muy rápido como Puerto Rico y República Dominicana, en Latinoamerica se habla con un ritmo más lento que en España.

Recuerdo que una ponente latinoamericana, vino a un congreso en Madrid, y se sintió muy frustrada cuando un experto en oratoria de nacionalidad española, le expuso con toda franqueza que la velocidad y el ritmo de su presentación habían tenido un efecto somnífero en la audiencia.

Sin embargo, las personas de su país percibieron su conferencia como la mejor de todas, precisamente porque la conferencista no se había expresado de forma “arrebatada” aludiendo al refrán: “La lentitud te da la precisión, la precisión te da la rapidez”.

Con independencia de la cadencia con la que hablemos no somos conscientes de que el español es el idioma más rápido del mundo porque presenta una alta concentración de sílabas en un corto período de tiempo: ¡una sílaba por segundo!.

Esto quiere decir que, una sola sílaba contribuye a una fracción del significado de la frase que la contiene, y por lo tanto, es necesario pronunciar muchas más sílabas en un minuto.

En el caso del acento malagueño de nuestra ponente, este no es percibido como el más rápido, quizá los madrileños sean los más veloces al hablar. A los andaluces se les identifica porque se “comen” algunas letras al final de las palabras.

No obstante, hay que tener en cuenta la influencia de la zona de Andalucía a la que nos referimos. En algunas, se “sesea”, es decir que, no se pronuncian la “z” y la “c”. En otras, se “cecea”, es decir que, en ningún caso se pronuncia la “s”.

Podemos concluir entonces que:

1. La velocidad de nuestro discurso al momento de dirigirnos a diferentes audiencias hispano parlantes es de vital importancia.

2. Según lo expuesto anteriormente, los latinoamericanos deben aumentar su ritmo y velocidad cuando realizan una presentación frente a una audiencia española y por otra parte, los españoles, deben disminuirlo cuando hacen presentaciones ante un público latinoamericano.

¿Y qué pasa cuándo estamos frente a una audiencia mixta?

Nuestro discurso se convierte en un baile, una pasito palante y otro pasito patrás.

Mercedes Valladares Pineda
Psicóloga Experta en Coaching Transcultural

ACERCA DE LA AUTORA

MERCEDES VALLADARES PINEDA, trabaja en Madrid de forma presencial. Y, a través de plataformas on line, a nivel internacional. Facilita procesos de coaching personal, de negocios y formación a medida a empresas y «one to one» a individuos. Utiliza la psicología y la cultura como dos herramientas que se retroalimentan mutuamente. Por ello, actúa como facilitadora de integración a las personas que quieren adaptarse a otra cultura en tiempo récord para sacar el mejor rendimiento económico y personal durante su estancia en otra cultura. Asimismo, ayuda a parejas mixtas a superar barreras culturales que producen malos entendidos. Ha creado su propio modelo de trabajo inspirado en la Psicología Humanista y el respeto a los Derechos Humanos. Trabaja con expatriados, cooperantes internacionales, ONG, escuelas de negocios y universidades, diplomáticos, cónyuges de diplomáticos y familias de expatriados que necesitan orientación en una nueva cultura.