Es obvio que la pregunta que da título a este artículo es una generalización ya que muchos latinoamericanos si responden a los correos electrónicos en tiempo y forma. Sin embargo, una gran mayoría no lo hace.
En los últimos meses he vivido esta situación en primera persona. Con una socia italiana llevamos casi un año de conversaciones con unos socios potenciales en Latinoamérica. Todo iba viento en popa hasta que en el último momento nos contestaron que el proyecto no les parecía viable para su organización. ¿No hubiera sido mejor que nos lo comentaran antes? Invertimos muchas horas en realizar una investigación para formular una propuesta. Hace una semana, enviamos el mismo proyecto a un consulado de ese país y aún no hemos recibido acuse de recibo.
Otra de mis actividades en la actualidad, es la promoción de un máster en Latinoamérica. He podido constatar que una vez que envío la documentación solo las personas que están interesadas solicitan más información. El resto de personas no vuelve a escribir. Para algunas culturas, no contestar los correos se considera un acto de descortesía. Mientras que otras, ni siquiera se lo plantean.
¿Cuáles son las razones que llevan a los latinoamericanos a no responder los correos electrónicos?
Te comento cuatro de las razones más importantes que llevan a los latinoamericanos a no contestar los correos electrónicos:
La percepción del tiempo. Para los que hacen negocios en este continente ya es conocido que el significado de la palabra “ahoritita” no tiene nada que ver con el significado que se le da en los países occidentales. Los latinoamericanos pueden dilatar una acción o una respuesta de forma indefinida. También debemos considerar las diferencias horarias con Europa. Cuando en Europa es por la tarde, en Latinoamérica es por la mañana. Y cuando en Europa es por la mañana, en Latinoamérica, es de noche o madrugada. No obstante, las diferencias horarias pierden importancia cuando las respuestas no llegan después de al menos 72 horas.
Falta de habilidades de gestión y organización en el sistema educativo latinoamericano. En algunas culturas se imparten asignaturas relacionadas con la gestión del tiempo, gestión adecuada del correo electrónico y gestión de personas. En Latinoamérica, esta formación se limita a carreras relacionadas con la dirección de empresas. Por lo tanto, se quedan fuera muchas personas que se desenvuelven en otros ámbitos laborales que también participan en negocios internacionales.
Prefieren hacer negocios personalmente. Las relaciones personales son muy importantes para los latinoamericanos. Para hacer negocios necesitan referencias y recomendaciones de conocidos. Una empresaria latinoamericana me decía: “Dile que vas de parte del ex ministro de…”. Para establecer una relación de confianza, un correo electrónico sin referencias, les puede parecer frío.
Su educación les impide expresar abiertamente el rechazo. En Latinoamérica, se considera una falta de educación decir que no porque se tiene miedo herir a las personas y por ello, evaden los conflictos o las confrontaciones. Existe una mentalidad que se refleja en esta frase: “Nunca se sabe las vueltas que da la vida” que quiere decir que hay que dejar las puertas abiertas. El problema es que en otras culturas las respuestas ambiguas pueden producir el efecto contrario que es la pérdida de confianza.
¿Qué puedes hacer para que te contesten los correos electrónicos en Latinoamérica?
Te doy algunas sugerencias que te pueden ser útiles:
Averigua cómo dirigirte a tu interlocutor. En Latinoamérica son más formales que en Europa y Estados Unidos. No es común que se llame a las personas de tú o por su nombre de pila, como lo hacemos en España. Es necesario anteponer la titulación universitaria. Por ejemplo: licenciado, doctor o abogado y a continuación el apellido.
Descarta el lenguaje imperativo. Por lo general, en Latinoamérica se utiliza un lenguaje indirecto. Un lenguaje muy directo puede ser interpretado como un regaño o una orden. Utiliza las cuatro palabras mágicas: por favor, gracias, de nada y lo siento en el caso de que se produzca algún mal entendido.
Respeta las jerarquías. Los jefes, directores, presidentes y en general las personas que ocupan cargos de responsabilidad gozan de un estatus más alto y esperan que se dirijan a ellos con cierta condescendencia. Podrías utilizar frases como: “Entiendo la importancia que tiene el tiempo para usted, ¿me podría facilitar 10 minutos…”.
Facilita varias alternativas a tu interlocutor. Para que tus interlocutores sepan que necesitas una respuesta de forma inmediata puedes: 1. Poner un asunto en el mensaje de forma educada que llame a la acción: “Para revisar”, “Respuesta imprescindible” o “Por favor, responda antes del martes”. 2. Hacer preguntas específicas para evitar que las personas dilaten sus respuestas: ¿Está conforme con el presupuesto? y; 3) Da opciones concretas: ¿Cuál de las tres propuestas le parece mejor?
Haz un seguimiento a tus correos electrónicos. Escribe un mail con una línea que haga recordar el mail anterior y adjúntalo para evitar que la persona invierta tiempo en buscarlo en su carpeta de mensajes.
Haz una llamada telefónica. Espera 24 horas después del segundo mail. Sé breve, claro y muy educado tanto como si te contestan el teléfono o si dejas un mensaje en el contestador. Menciona el correo que enviaste, quién eres y lo que necesitas exactamente.
Pon en copia a otras personas. Si conoces a otra persona del mismo departamento de la empresa que también puede darte una respuesta ponla en copia. Es probable que si no te contesta una persona, te pueda contestar otra. ¿Por qué no intentarlo?
Aunque he dedicado este artículo a las personas que hacen negocios con latinoamericanos que han tenido experiencias parecidas a las mías, las sugerencias que he mencionado pueden aplicarse en general a personas que con independencia de su cultura o formación profesional, tienen dificultades para responder a los correos electrónicos.
Mercedes Valladares Pineda
Psicóloga Experta en Coaching Transcultural
ACERCA DE LA AUTORA
MERCEDES VALLADARES PINEDA, trabaja en Madrid de forma presencial. Y, a través de plataformas on line, a nivel internacional. Facilita procesos de coaching personal, de negocios y formación a medida a empresas y «one to one» a individuos. Utiliza la psicología y la cultura como dos herramientas que se retroalimentan mutuamente. Por ello, actúa como facilitadora de integración a las personas que quieren adaptarse a otra cultura en tiempo récord para sacar el mejor rendimiento económico y personal durante su estancia en otra cultura. Asimismo, ayuda a parejas mixtas a superar barreras culturales que producen malos entendidos. Ha creado su propio modelo de trabajo inspirado en la Psicología Humanista y el respeto a los Derechos Humanos. Trabaja con expatriados, cooperantes internacionales, ONG, escuelas de negocios y universidades, diplomáticos, cónyuges de diplomáticos y familias de expatriados que necesitan orientación en una nueva cultura.