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Seis cosas que los latinoamericanos admiran de los madrileños

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Tengo la oportunidad de relacionarme con varios grupos de expatriados en los que las dos preguntas más comunes son:

¿De dónde eres? y ¿Te gusta Madrid?

La respuesta varía según la nacionalidad. En esta ocasión he agrupado los comentarios de los latinoamericanos porque aunque provienen de un continente muy diverso con profundas diferencias entre los países que lo componen, comparten opiniones que se ven reflejadas en las respuestas que dan a la pregunta: ¿Qué te gusta de Madrid?

A continuación te expongo las seis cosas que los latinoamericanos admiran de los madrileños:

1. Aunque es una ciudad grande no tienes la sensación de estar solo. Debido a que Madrid es una ciudad en la que confluyen inmigrantes de todas las provincias españolas y de todas partes del mundo, las personas tienen la posibilidad de interactuar con su entorno.

Puedes ir al bar y el camarero de turno te da conversación y aunque esta sea superficial, al menos tienes con quien cruzar un par de palabras.

Una amiga me contó que una noche de fin de año se quedó sin planes y que los camareros de su restaurante favorito le propusieron celebrar el año nuevo con ellos. Mi amiga dice que esa “noche vieja” fue la más surrealista de su vida ya que tuvo una agradable conversación con unos turistas neoyorkinos y austríacos.

De la misma manera, en una parada de autobús una abuela se queja contigo de cualquier cosa, como por ejemplo del clima. Dependiendo de la época del año, te pueden decir que hace mucho frío o mucho calor o se quejan del tiempo que tarda en llegar el autobús.

¡Al fin y al cabo te sientes acompañado!.

2. Los madrileños son muy amables al momento de darte una dirección. Por lo general, si preguntas una dirección a un madrileño este te explica con lujo de detalles cómo llegar a tu destino. Es posible que, si no conoce el lugar al que vas, consulte en su teléfono móvil para asegurarse de que te está asesorando adecuadamente.

Me decía un colombiano, “siempre hay excepciones” refiriéndose al quiosco de prensa de la estación de metro de Rubén Darío con salida al Paseo de la Castellana, en el que un cartel dice: “Aquí no se dan direcciones”.

Es factible que debido al número de personas que circulan por esa zona, el dueño del quiosco esté harto de dar explicaciones. ¡Y es que cuando vemos un quiosco, corremos hacia el dueño en busca de ayuda!

Asimismo, cuando los conductores de los autobuses te perciben desorientado, te piden que te sientes cerca para indicarte el lugar preciso en el que te tienes que bajar. El año pasado en Buenos Aires, me ocurrió una anécdota. Pregunté a un conductor por el nombre de la parada en la que me tenía que bajar y este me contestó que estaba demasiado ocupado con su trabajo como para tener que prestarme atención. En seguida, una señora que iba en el autobús se acercó para auxiliarme.

3. Los madrileños respetan las señales de tráfico. En Madrid los pasos de cebra y los semáforos se respetan. Rara vez te encuentras a un madrileño que cruce los semáforos de peatones a destiempo. Aunque lleven prisa, saben valorar la importancia que tiene evitar los accidentes causados por no acatar las normas establecidas. Lo mismo pasa con los semáforos, es raro que algún ciudadano circule cuando el semáforo está en rojo incluso en los momentos en los que no hay tráfico.

4. Los madrileños tienen códigos no verbales de educación que se aprenden a través de la observación. Cuando sales del metro, la persona que va delante de ti sujeta la puerta de salida para que tu no la tengas que abrir. En los ascensores siempre hay una persona que toma la iniciativa y te pregunta a qué planta vas. Este gesto evita que las personas que están al fondo del ascensor tengan que movilizarse para marcar el número de planta al que se dirigen.

5. Los madrileños respetan las colas. El tiempo de espera de una persona en un lugar, es un comportamiento muy valorado. Por esta razón, en Madrid se considera “sagrado” respetar las colas. Si alguien se atreve a romper esta norma que se atenga a las consecuencias. En los supermercados, es muy típico que te pregunten: ¿quién tiene la vez? El objetivo de esta pregunta es saber quién es la última persona que ha llegado y respetar su lugar. “Colarse” en una fila ya sea en un supermercado, al esperar un autobús o en un banco se considera una falta de respeto muy grande. La gente reacciona con mucha indignación y expresa abiertamente su enfado.

6. La seguridad ciudadana. Un venezolano que lleva poco tiempo en Madrid me comentaba: “No podía creer que a la una de la mañana yo estuviera charlando con mis colegas sin miedo en el cuerpo”. Todos sabemos la inseguridad ciudadana que se vive en los países latinoamericanos en los que el miedo a ser agredidos es parte de la cotidianidad. En Madrid en la mayoría de las zonas se puede circular con tranquilidad. Los atracos a mano armada son la excepción y no la regla.

Seguramente las respuestas de los latinoamericanos que han sido consultados para este artículo que gozan de un estatus legal y un puesto de trabajo en Madrid son totalmente distintas a las que me darían personas del mismo continente en situaciones distintas.

Los comportamientos de las personas generan reacciones diferentes. La mayoría de los latinoamericanos están predispuestos a relacionarse con recién conocidos y es probable que la percepción que estos tienen sobre las seis cosas que más admiran de los madrileños sean la respuesta a su manera de interactuar con su entorno.

A veces somos muy críticos con nosotros mismos y es necesario que las personas de fuera nos hagan ver nuestras cualidades.

Mercedes Valladares Pineda
Psicóloga Experta en Coaching Transcultural

ACERCA DE LA AUTORA

MERCEDES VALLADARES PINEDA, trabaja en Madrid de forma presencial. Y, a través de plataformas on line, a nivel internacional. Facilita procesos de coaching personal, de negocios y formación a medida a empresas y «one to one» a individuos. Utiliza la psicología y la cultura como dos herramientas que se retroalimentan mutuamente. Por ello, actúa como facilitadora de integración a las personas que quieren adaptarse a otra cultura en tiempo récord para sacar el mejor rendimiento económico y personal durante su estancia en otra cultura. Asimismo, ayuda a parejas mixtas a superar barreras culturales que producen malos entendidos. Ha creado su propio modelo de trabajo inspirado en la Psicología Humanista y el respeto a los Derechos Humanos. Trabaja con expatriados, cooperantes internacionales, ONG, escuelas de negocios y universidades, diplomáticos, cónyuges de diplomáticos y familias de expatriados que necesitan orientación en una nueva cultura.