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Slut shaming entre mujeres

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Hace unas semanas me quedé perpleja cuando escuché los comentarios de una amiga en relación a la nueva pareja de su ex-novio. «Una chica fácil, zorra, promiscua y sin principios morales». Si entendí bien, la chica había mantenido relaciones sexuales con su nueva pareja casi de forma inmediata.

Tuve la sensación de que no vivía en España sino en un país más conservador y tradicional. Craso error, porque en nuestro país hay gente de todo tipo, y aunque el término de diversidad sea fácil de entender, es difícil de practicar.

Esta conversación me llevó a pensar en un término que se utiliza en el mundo anglosajón hace aproximadamente 20 años, me refiero al slut shaming, que desvela un comportamiento, por desgracia, bastante frecuente en nuestra sociedad.

Slut shaming se traduce en castellano como «tildar de prostituta» a una mujer sin que lo sea. El diccionario de Oxford lo define como: «la acción o hecho de estigmatizar a una mujer por participar en un comportamiento que se considera promiscuo o sexualmente provocativo».

El slut shaming es internacional ya que se produce en todas las sociedades. Con independencia de la nacionalidad, país o cultura a la que pertenecemos, se ha consensuado de forma implícita el comportamiento que debe tener una mujer en relación a su sexualidad.

Está bien visto que seamos reservadas con estos temas. Si hablamos de forma abierta sobre nuestra sexualidad corremos el riesgo de que nos hagan slut shaming.

Veamos algunos ejemplos de slut shaming:

1. Juicios en relación al comportamiento sexual de una mujer. «Se ha tirado a todo el equipo de fútbol».

2. Desaprobación hacia la manera de vestir de una mujer. «Los pechos son para llevarlos dentro de la blusa».

3. Responsabilizar a la mujer por una infidelidad. Cuando un hombre traiciona a su pareja y se responsabiliza a la mujer con quien lo ha hecho, en lugar de responsabilizarlo a él. «Ella se le metió por los ojos».

4. Criticas hacia el pasado sexual de una mujer. «No me extraña que haya tenido a tantos hombres, con esa manera de vestir».

5. Culpabilizar a una mujer cuando otra persona distribuye una foto de ella desnuda. «Si no se hubiese hecho esa foto, no estaría en esa situación».

6. Burlas hacia las prácticas sexuales de algunas mujeres. Si una mujer se expresa de forma libre y abierta en relación a su sexualidad, como sus conquistas sexuales.

7. Responsabilizar a una mujer por haber sido violada. Es la forma más extrema de slut shaming: «tu provocaste a tu violador».

Cuando se habla de un comportamiento que ocasiona más daños y perjuicios a una mujer, dirigimos la mirada y nuestras acusaciones a los hombres.

Sin embargo, las mujeres también contribuimos a que algunas situaciones se perpetúen. Por ello, en esta ocasión pongo el foco en las razones que pueden llevar a una mujer a practicar el slut shaming.

Comparto contigo los resultados obtenidos en un controversial estudio dirigido por la psicóloga de la Universidad de Ottawa, Tracy Vaillancourt: «La evolución de la perversidad» (The Evolution of Bitchiness), publicado en el año 2015 por la revista The Atlantic.

1. Algunas mujeres quieren seguir utilizando el sexo como una herramienta de poder. Si las mujeres expresamos de forma abierta nuestros deseos sexuales, perdemos los beneficios que nos proporciona el sexo altamente demandado utilizándolo como una herramienta de negociación.

Vivianne Chien, experta en sexualidad y género, apunta que el estereotipo de que los hombres quieren sexo y las mujeres buscan recursos económicos encaja mucho más en las economías en las que las mujeres tienen dificultades para acceder a un puesto de trabajo y son valoradas por su apariencia física.

En este sentido, es lógico que les interese tener un precio sexual más alto para poder acceder a los recursos económicos de su pareja.

2. Algunas mujeres quieren derribar a sus competidoras más exitosas. Los hombres se sienten atraídos por las mujeres más atractivas. Y, una manera de hacer a una mujer menos deseable es hablando mal de ella. De esta manera, pasa de ser atractiva a promiscua, un término que es peyorativo para una mujer.

3. Algunas mujeres no confían en sus parejas. Una mujer le presenta una amiga a su novio, cuando esta va vestida de forma recatada. El estudio de Vaillancourt apunta que las mujeres tenemos que resolver algunos problemas de confianza.

4. Es economía básica. En un mercado de consumo cuando el suministro de un producto es escaso, los precios suben. Por ello, si se limita el sexo a las mujeres, este sigue siendo una herramienta de negociación. Un hombre por lo general, paga aceptando un compromiso a largo plazo.

5. Todavía somos dependientes de los hombres. Las mujeres seguimos realizando la mayor parte de las tareas domésticas y los hombres siguen aportando más dinero al hogar. Esta circunstancia hace que tanto los hombres como las mujeres sigan juntos.

6. Para encajar en el grupo. En el año 2017, la terapeuta Ashley Laderer, hizo un pequeño estudio con una muestra de 200 mujeres y encontró que algunas practican el slut shaming para sentirse «normales» en lugar de «diferentes» al resto de las mujeres.

La devaluación es un manera de supervivencia

Las mujeres que disfrutan de su sexualidad de forma abierta, se convierten en el blanco de las mujeres que no tienen acceso a un trabajo. El peso que tiene nuestro entorno en nosotros es muy fuerte y al final, un hombre termina dejando a una mujer que es tildada de zorra, promiscua, fácil, etc. No es raro escuchar: «no se respeta a si misma» o «no valora su cuerpo», etc.

Esta postura, lleva a pensar tanto a hombres y mujeres que, si el sexo es fácil de conseguir, los vínculos emocionales son más débiles.

¿Qué podemos hacer para erradicar el slut shaming entre mujeres?

1. Dejar de juzgar. Debemos replantearnos la percepción que tenemos sobre nuestra sexualidad. Con independencia de cual sea nuestro punto de vista, no debemos juzgar el comportamiento de otras mujeres.

2. Respetar la diversidad sexual. Todos los puntos de vista merecen respeto: monogamia, mujeres que deciden darse un tiempo antes de mantener relaciones sexuales con un hombre, promiscuidad, etc.

3. Asumir que una mujer puede hacerse cargo de su propia sexualidad: Si juzgamos el comportamiento sexual de otras mujeres atentamos contra nuestra propia libertad sexual porque perpetuamos la idea de que una mujer no puede hacerse cargo de su propia sexualidad.

Conclusiones

1. Hay patrones de comportamientos que son rechazados en todas las culturas. En algunas ocasiones las mujeres las perpetuamos de manera sutil y en otras de manera abierta.

2. Nuestra cultura sigue viendo la sexualidad de una mujer como algo amenazante. Algunas mujeres se sienten empoderadas y cómodas con su cuerpo, visten y actúan de determinada manera por ellas mismas.

3. Para erradicar el slut shaming es necesario que se produzca un cambio macro a nivel de toda la sociedad: el estado, organizaciones religiosas, medios de comunicación, la industria de las canciones amorosas, etc.

4. Es necesario promover el acceso a la educación a las mujeres en las sociedades más empobrecidas. De esta manera, ellas tendrán la posibilidad de controlar su sexualidad, elegir el número de hijos que quieren tener, casarse si lo desean y obtener sus propios ingresos.

«La próxima vez que llames prostituta a alguien, detente y pregúntate porque lo estás haciendo. Piensa en el impacto que pueden tener tus palabras en la percepción sobre las mujeres».

Mercedes Valladares Pineda
Psicóloga Experta en Coaching TransCultural

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