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Tres claves esenciales para gestionar el voluntariado internacional en tu organización.

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En España conviven personas de más de 150 nacionalidades que gradualmente se han ido incorporando en diferentes ámbitos de la vida de nuestro país. Muchos extranjeros ofrecen sus servicios como voluntarios en organizaciones que trabajan con diferentes poblaciones.

El español es la lengua que une a España y Latinoamérica y es probable que por esta razón, los extranjeros hispano parlantes sean los voluntarios más numerosos

Las organizaciones que desean resultados óptimos en la gestión de sus programas de voluntariado, deben incluir un departamento especializado que implemente las tres claves esenciales para gestionar el voluntariado internacional:

  • Nivelar la cultura desde tres perspectivas: 1) organizacional; 2) del país y; 3) diversidad cultural de los voluntarios.
  • Romper los estereotipos culturales, organizacionales y de nacionalidad.
  • Promover un estilo de comunicación intercultural que visibilice los beneficios que aporta el voluntariado internacional.

1. Nivelar la cultura organizacional, de país y la diversidad cultural

Cultura organizacional

Desde el criterio de la igualdad y de la diferencia y por medio de la firma de un acuerdo de colaboración que incluya los derechos y las obligaciones de ambos, -el voluntario y la organización-, podemos prevenir y evitar malas interpretaciones definiendo con claridad la cultura, los valores y los comportamientos aceptables en nuestra entidad.

Los responsables de una organización deben aceptar que los voluntarios tengan su propia cultura proveniente de su lugar de origen, sus costumbres, su familia, etc.

Por ello, debemos internalizar la idea de respeto hacia el marco cultural de la organización a la que pertenecemos y que a su vez, esta nos permita expresar nuestra individualidad: “Todos somos iguales y diferentes a la vez”.

En España se ha extendido la idea de que las instituciones con más voluntarios, por un lado, están alineadas con objetivos solidarios que benefician a sectores desfavorecidos de la sociedad. Por el otro, que están orientadas hacia las personas, al trabajo en equipo y a mantener una comunicación igualitaria entre jefes y subordinados. Sin embargo, no todas las organizaciones de esta naturaleza tienen los mismos valores.

Un ejemplo de cultura organizacional es que en España, la forma de vestir en determinados entornos laborales es “casual” si la comparamos con la de otros países, en la que es obligatorio vestirse -en el caso de los hombres- con traje y corbata.

Hace algunos años recibí en Madrid a una funcionaria latinoamericana que trabaja en un organismo internacional en Washington. Mostraba su sorpresa por la manera informal con la que vestían algunos funcionarios del Ministerio de Asuntos Exteriores en Madrid.

No obstante, esta diferencia, no guarda una relación causa-efecto con la eficiencia o ineptitud de los de los trabajadores en ambas organizaciones.

Cultura de país

Cada país tiene una perspectiva cultural distinta. Por ejemplo, algunos países valoran la cercanía en el trabajo y otros aprecian la individualidad. En España una costumbre muy común es disponer de un tiempo dentro de la jornada laboral para tomar café o desayunar.

Diversidad cultural

La diversidad vista de forma global se refiere a la pluralidad, la variedad, la diferencia, la desemejanza entre varios objetos o personas. En el contexto de una organización con voluntarios se produce una fusión entre la cultura organizacional, la cultura del país y las especificidades culturales de los voluntarios extranjeros.

La diversidad cultural, se refiere a la convivencia e interacción entre españoles y voluntarios de distintas culturas.

2. Romper los estereotipos culturales, organizacionales y de nacionalidad

Necesitamos enfocarnos en “por qué se hace” y no en “qué se hace”, para superar la tendencia a estereotipar a personas de diferentes empresas y culturas.

Citando el ejemplo de arriba, un estereotipo difundido entre algunos países latinoamericanos, tomemos como ejemplo a Perú, es que los españoles son “perezosos” porque toman café por la mañana. En el momento en que un peruano entiende que esta costumbre fomenta -la cercanía entre los compañeros- y que también es un derecho, se acopla y disfruta de esta práctica.

Por su parte, los españoles deben comprender la percepción de los peruanos debido a que estos tienen una marcada influencia por la cultura japonesa y respetan mucho las jerarquías. Por ello, a los peruanos les cuesta “tomar café con sus jefes”.

3. Promover un estilo de comunicación intercultural que visibilice los beneficios que aporta el voluntariado internacional

La comunicación es muy compleja en muchas circunstancias y cuando añadimos las diferencias culturales se puede complicar aún más. Es preciso entender los códigos y estrategias básicas de la comunicación intercultural para garantizar la interacción entre personas de diferentes nacionalidades.

Un ejemplo de voluntariado internacional en España ha sido el acompañamiento a personas mayores -que viven solas- por voluntarios latinoamericanos.

Antes de que estos realicen su trabajo, es necesario que reciban una formación específica para comprender el estilo de comunicación y la cultura española.

En general en Latinoamérica, se llama de “usted” a las personas mayores para transmitir respeto. Además, estos viven con sus familias hasta el momento en que fallecen.

En España, el trato hacia los mayores es más “informal” y asimismo, es más aceptado que los ancianos vayan a una residencia en el momento en que ya no se pueden valer por sí mismos.

Como resultado de una preparación previa, se han roto estereotipos de los mayores hacia los voluntarios. Los mayores tenían recelo hacia los voluntarios debido a que no habían tenido contacto con personas de otras culturas.

A su vez, se ha producido un cambio de percepción de los latinoamericanos hacia los mayores. Estos han dejado de percibir que los españoles desatienden a los mayores y han comprendido que la cultura española valora más la individualidad que algunos países latinoamericanos.

La comunicación intercultural se ha experimentado a través de la relación directa entre el voluntario y el mayor.

En definitiva, estas tres claves son necesarias para gestionar de manera óptima el voluntario internacional y alcanzar los objetivos de los proyectos en los que los voluntarios son parte activa. De esta manera, las organizaciones aprenden y replican lo bueno de cada cultura y adaptan este nuevo aprendizaje a su trabajo diario.

Mercedes Valladares Pineda
Psicóloga y coach transcultural