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Tres conceptos con una palabra en común: cultura

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Tres conceptos con una palabra en común: cultura

El pasado 12 de octubre día de la Fiesta Nacional de España, los miembros de una Iglesia Evangélica en San Fernando de Henares, me invitaron a impartir un taller sobre las diferencias entre la interculturalidad y la transculturalidad.

Les sugerí que también era oportuno agregar el término de multiculturalidad, ya que de esta manera, se podría comprender de forma más completa, como gestionamos nuestras relaciones con personas diferentes a nosotros.

Comencé mi ponencia, puntualizando: “Si os fijáis, en estos tres conceptos hay una palabra en común, que es culturalidad y esta, contiene la palabra clave de esta charla que es la cultura.

¿Cuántas culturas hay en el mundo?, – pregunté.

Un chico que estaba sentado al fondo de la sala; – contestó: “hay tantas culturas como personas en el mundo”. ¡Y cuanta razón lleva! La cultura es tan difícil de definir como lo es el liderazgo. Hay miles de definiciones de ambos términos y todas coinciden o disienten en algo.

En el caso de la palabra cultura -los estudiosos de la materia- como sociólogos y antropólogos han hecho muchas interpretaciones.

Si me pongo más quisquillosa podría decir que en la actualidad hay 7,350 millones de culturas, ya que según los datos que arrojó mi búsqueda de Google el día 11 de octubre -en el momento en que preparaba mi presentación- la ONU en el 2015, la CIA en el 2016 y el reloj de población en tiempo real Census Government en el 2017, apuntaban que en el mundo había esta cantidad de personas.

¡Hay muchas culturas dentro de cada uno de nosotros!

Carl Jung decía que somos seres multiculturales: tenemos una cultura familiar, una organizacional, una religiosa, una nacional, una regional, etc. y esta combinación de culturas internas es precisamente lo que nos hace tener nuestra propia cultura individual.

Definición de cultura

De todas las definiciones de cultura que he leído, la que más me gusta porque me parece bastante completa, es la de la UNESCO, Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura y reza así:

“Es un conjunto de rasgos distintivos espirituales, materiales, intelectuales, afectivos que engloban: las artes y las letras, los modos de vida, los derechos fundamentales al ser humano, los sistemas de valores, las tradiciones y las creencias que caracterizan a una sociedad o a un grupo social.

Si encajamos esta definición a la que hace el antropólogo Edward T. Hall quien compara la cultura con un iceberg, en el que en la punta están los aspectos visibles de la cultura, estaríamos hablando de las artes y las letras, los modos de vida y los derechos fundamentales del ser humano. Y en la parte inferior, estaría lo invisible que son los valores, las creencias, y las tradiciones.

La cultura une y separa a la vez…

Por un lado, une a los grupos de personas que comparten características en común. Y por el otro, separa a las personas que no comparten esas características.

Asimismo, dentro de un grupo cultural mayoritario hay sub-grupos que se unen y sub-grupos que se separan por tener diferentes ideologías políticas, creencias religiosas, aceptación o rechazo a determinada orientación sexual, etc. No en vano a Winston Churchill, se le atribuye la frase: “Aquello que nunca se debe hacer en público, es hablar de sexo, política o religión”.

Una vez que tenemos claro lo que es la cultura, vamos a explorar los otros conceptos que nos interesan en este artículo.

Interculturalidad

Según Francoise Cavalié Apac, la interculturalidad es la interacción e intercambio entre diferentes grupos, comunidades o culturas de un modo horizontal y sinérgico. Esto se traduce en que ningún grupo es superior a otro y esta condición favorece la integración y la convivencia armónica entre individuos de diferentes culturas, edad, clase social, sexo, género, etc.

Podemos citar como ejemplos, la interacción entre un niño y un anciano o entre un pobre y un rico. Los valores de la interculturalidad son el respeto hacia la diversidad, el diálogo y la concertación cuando se presentan conflictos ya que estos son inevitables entre grupos diversos.

Multiculturalidad

Según Wikipedia este término surgió en el mundo afroamericano como un modelo de política pública y como una filosofía o pensamiento social de reacción frente a la uniformidad cultural en los tiempos de la globalización. La multiculturalidad es la existencia de varias culturas en un sentido amplio que abarca: la religión, la lengua, la raza, etnia o género y se caracteriza porque todas estas culturas conviven en un mismo espacio físico, geográfico o social.

Esto se traduce, en que no existe una influencia o intercambio importante entre ellas y como consecuencia se crean comunidades aisladas como los barrios italianos, chinos, marroquíes, etc. que existen en algunas grandes ciudades sin o con muy poco contacto con la comunidad local. Podríamos citar a los barrios latinos en algunas ciudades estadounidenses. En Miami, hay zonas habitadas por comerciantes cubanos. Los valores de la multiculturalidad son el respeto y tolerancia a la diversidad cultural.

Transculturalidad

Este concepto se le atribuye al antropólogo cubano Fernando Ortiz Fernández. La transculturación es un fenómeno que ocurre cuando un grupo social recibe y adopta las formas culturales que provienen de otro grupo.

Desde mi punto de vista este concepto puede tener tres interpretaciones:

La primera, es cuando la transculturación se produce a la fuerza, como los procesos de conquista que se han dado en todas las culturas a lo largo de la historia. Aún hoy, algunos ciudadanos de países latinoamericanos lamentan la pérdida de sus valores y la sustitución de estos por otros. Algunas culturas politeístas fueron obligadas a adoptar religiones monoteístas como la católica.

La segunda, es cuando un grupo social recibe y adopta las formas culturales que provienen de otro grupo. Es decir que, los grupos sustituyen en mayor o menor medida sus propias prácticas culturales. Yo diría que este tipo de transculturación ahorra tiempo y energía emocional porque si convivimos con personas de otras culturas, expresar lo que queremos desde nuestra propia perspectiva cultural puede llegar a ser desgastante.

Una de las asistentes del taller de origen ecuatoriano, comentó que se negaba a introducir en su vocabulario el léxico español y agregó que esta actitud le generaba problemas con sus compañeras de trabajo, ya que estas constantemente le pedían aclaraciones sobre su manera de expresarse.

La tercera interpretación que es con la que yo me identifico, es la postura que toman algunos autores como Wolfgan Welsh, quien opina que la transculturalidad es inevitable. Welsh explica que es una consecuencia de las diferencias internas y las culturas modernas. Añade que, las culturas actuales están extremadamente interconectadas y enredadas entre sí.

Esta explicación me hace imaginar una gran telaraña entretejida por miles de hilos de diferentes culturas que están compuestos por procesos migratorios, empleados de multinacionales, empresas extranjeras, viajeros, turistas, nuevas tecnologías, sistemas de poder y economías que se combinan entre si y constituyen nuevas formas de relaciones que no habíamos visto en otras épocas.

Como apunta la comunicadora y coach Catalina Gutiérrez Zuloaga en su artículo: “Eres cuadrado o redondo? Sé y deja ser”, hoy en día nos salimos de los esquemas. Podemos ver la foto de una mujer de 60 años que parece de 40, a un niño de 12 años hablar como un señor de 50, a una mujer de 50 montar en bicicleta como una de 15, a personas muy cuidadas físicamente que son muy espirituales y a gente muy espiritual juzgar al de al lado, a una mujer millonaria cogiendo un taxi en la calle, y a una persona con bajos ingresos conducir un súper coche…

Todas estas interconexiones que he mencionado nos hacen reflexionar y redefinir nuestra perspectiva sobre la cultura. La tendencia actual es percibir las culturas como fenómenos híbridos. Por ello, los interculturalistas del siglo XXI van más allá de las culturas nacionales. Tener un pasaporte de un determinado país no garantiza nada. Pongo el ejemplo de un amigo que nació en Madrid, tiene pasaporte español, sus padres son hondureños y su bisabuelo materno era español. ¿Hondureño o español? ¡Ciudadano del mundo!

Adoptar un determinado modelo de interacción ya no es una opción realista y hacer generalizaciones extremas es peligroso. Lo único que es verdadero es que, ¡No existe nada, ni nadie absolutamente extranjero! En España, conviven personas de muchas nacionalidades y se pueden encontrar productos de diferentes países que antes se consideraban exóticos e inalcanzables.

Desde mi perspectiva, todos según las circunstancias con las que nos hemos encontrado, hemos sido interculturales, multiculturales y/o transculturales.

Wittgenstein decía: “La cultura está a la mano donde quiera que las prácticas de la vida son compartidas”.

Mercedes Valladares Pineda
Psicóloga Experta en Coaching Transcultural

ACERCA DE LA AUTORA

MERCEDES VALLADARES PINEDA, trabaja en Madrid de forma presencial. Y, a través de plataformas on line, a nivel internacional. Facilita procesos de coaching personal, de negocios y formación a medida a empresas y «one to one» a individuos. Utiliza la psicología y la cultura como dos herramientas que se retroalimentan mutuamente. Por ello, actúa como facilitadora de integración a las personas que quieren adaptarse a otra cultura en tiempo récord para sacar el mejor rendimiento económico y personal durante su estancia en otra cultura. Asimismo, ayuda a parejas mixtas a superar barreras culturales que producen malos entendidos. Ha creado su propio modelo de trabajo inspirado en la Psicología Humanista y el respeto a los Derechos Humanos. Trabaja con expatriados, cooperantes internacionales, ONG, escuelas de negocios y universidades, diplomáticos, cónyuges de diplomáticos y familias de expatriados que necesitan orientación en una nueva cultura.