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¡Vaya lío el que tengo en casa!

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¿Cómo puedo gestionar las diferencias culturales entre mis hijas?

Eduvigis, es peruana, divorciada y trabaja en una multinacional española en Madrid.

Ernesto, su ex-pareja , se hizo cargo en Lima de la hija que tienen en común, por lo que se crió con su padre hasta el momento en que finalizó sus estudios de bachillerato.

Dos años después de su llegada a España, Eduvigis se casó con su compañero de trabajo, volvió a ser madre y se estabilizó en España obteniendo la nacionalidad española. Como quiera que vive en un entorno formado por expatriados de todo el mundo, poco a poco ha ido olvidando sus raíces peruanas.

Diez años después, Gladys, su hija mayor de dieciocho años decide venir a España para realizar estudios universitarios y al reagruparse con su padre adoptivo y con Pilar- su hermana de ocho años a quien no conocía- la convivencia familiar se ha convertido en un infierno.

Se producen las siguientes situaciones:

1. Gladys riñe a Pilar porque piensa que le falta el respeto a su madre. El tono de voz de su hermana es demasiado alto y su vocabulario, no es adecuado para su edad y mucho menos para dirigirse a los adultos.

2. Pilar amenaza a Gladys con presentar una denuncia por maltrato infantil. En una ocasión, Gladys abofeteó a su hermana menor.

3. Mario, el padre de Pilar discute con cierta frecuencia con su mujer Eduvigis: «Tu hija tiene que adaptarse a las costumbres españolas».

4. Gladys se desahoga con Ernesto -su padre- que está en Perú y le transmite que la familia no está unida.

5. Ernesto llama a Eduvigis y le propone que Gladys vuelva a casa.

Eduvigis, es una mujer muy tranquila y ponderada. Su actitud es muy colaboradora. De hecho, dentro de su familia, es la única que ha mantenido la calma. Busca ayuda de un psicólogo experto en transculturalidad y le expone que, debido a su puesto de responsabilidad en la empresa, no dispone de suficiente tiempo para gestionar el problema que está viviendo su familia en la actualidad. Apenas, ha podido explicarle a su hija mayor algunas diferencias culturales que hay entre Lima y Madrid.

Veamos algunas de las variables culturales que están en juego:

1. Estilo de comunicación. En España, el estilo de comunicación es más directo que en Perú. Por lo general, entre padres e hijos hay una comunicación más abierta e informal. «Se dice lo que se quiere decir». Los niños tutean a sus padres y estos son más flexibles en la educación que les brindan.

En Perú, la relación entre padres e hijos es más jerárquica, y el lenguaje que se utiliza es más formal. No es raro, que los hijos llamen de «usted» a sus padres. Incluso, en algunos entornos no está mal visto que de vez en cuando, un padre le de un «cachete»* a su hijo.

2. Vocabulario. En Perú algunas palabras que en España forman parte del léxico cotidiano pueden llegar a considerarse soeces y de mala educación. Por ejemplo, la palabra «culo», es normal en España y en cambio en Perú, es malsonante y de poca educación.

3. Tono de voz. En Perú el tono de voz es más bajo que en España. Una persona que habla con un tono de voz más alto que el habitual puede faltar a las normas de educación. En cambio en España, una persona que habla con un tono de voz muy bajo puede ser etiquetada como «insegura» y poco «asertiva».

4. Forma de interactuar con el entorno. Si comparamos a España con Perú, podemos constatar que las familias peruanas son más colectivistas que las españolas y están muy orientadas a realizar actividades entre varias familias. En España, no existen tantas facilidades como las que tienen algunas familias peruanas que disponen de medios económicos para pagar cuidadores en casa hasta los cinco o seis años. Por ello, los niños empiezan a ir a la guardería, desde muy temprana edad, en ocasiones antes de desarrollar un vínculo seguro con sus padres y por ello, son niños más independientes de sus familias.

¿Qué puede hacer Eduvigis para que sus dos hijas mejoren su comunicación?

¡Promover la colaboración por parte de todos los miembros de la familia!.

1. Eduvigis debe reservar un tiempo para participar de forma activa en la resolución del conflicto familiar y adoptar una postura más objetiva. No solamente, debe explicarle a Gladys sobre las diferencias culturales entre Lima y Madrid. Es conveniente que en estas conversaciones participen también su marido y su hija menor Pilar.

2. Mario tiene una actitud «etnocéntrica» porque espera que Gladys se adapte a la cultura española. Él también podría hacer un ejercicio de empatía y ponerse en la piel de Gladys quien está atravesando un proceso de choque cultural.

3. Ernesto, el padre de Gladys, debe darle una oportunidad a su hija para que ejerza su libertad de decisión y elija el país en el que quiere vivir.

4. Gladys y Pilar deben entender el rol que tiene una hermana mayor y una hermana menor, tanto en España como en Perú y encontrar un punto de equilibrio.

Mejor sumar que restar

Este es un pequeño ejemplo de lo que pasa cuando nos relacionamos con personas de otras culturas. Por lo general, pensamos en nuestras opciones como si fueran la única alternativa válida y nos olvidamos de las perspectivas de los demás.

En el caso que nos ocupa, los más conveniente es acumular todas las opciones posibles y seleccionar la más adecuada. Hay que tener en cuenta, las prioridades relacionadas con el interés -superior del menor- a quien se le debe facilitar los mecanismos más adecuados para su protección y su desarrollo integral, en el marco de reglas efectivas y de convivencia que sean más favorables para la paz y estabilidad familiar.

«La vida se contrae o expande dependiendo de nuestra forma de ver las cosas».

Mercedes Valladares Pineda
Psicóloga Experta en Coaching Transcultural

* Antes se decía: «Dar un cachete a tiempo no hace daño». El significado de esta frase es que una «nalgada»(término utilizado en Latinoamérica) puede ser adecuada para poner límites a un niño.

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