Mercedes Valladares: Hola Verenice. La última vez que tuvimos el placer de conversar contigo fue en octubre del 2019 a las puertas de los premios de la Diversidad en Suecia. En aquella segunda entrevista nos comentaste que formabas parte del jurado en la categoría de etnicidad y discriminación por sexo.
Han pasado algunos meses desde entonces pero no por ello vamos a perdernos la oportunidad de que nos cuentes cómo se desarrolló la entrega de los premios.
Verenice Bengtsson: Muchas gracias de nuevo por vuestro interés sobre la entrega de los premios de la diversidad en Suecia. Desde mi perspectiva, fue un proceso muy interesante debido al compromiso y el grado de involucración que mostraron las personas nominadas.
Fue una grata sorpresa saber que algunas personas perdieron peso debido a la ansiedad que sentían en relación con la evaluación y validación de sus candidaturas y el estudio en profundidad que se realizó sobre el trabajo que realizan a favor de la diversidad.
A mi juicio las candidaturas pierden credibilidad si en los niveles ejecutivos y de alta dirección no está presente la diversidad. Es necesario que el proceso de inclusión y aumento de la diversidad se refleje desde los niveles ejecutivos hasta los niveles más bajos de las empresas y las organizaciones.
Para mi es de vital importancia mantener la objetividad y garantizar la elección de las personas para quienes el proceso de inclusión es un eje de acción auténtico y real.
MV: ¿Cómo te fue con tus candidatas en la categoría de etnicidad y discriminación por sexo? ¿Ganaron las personas por las que tu habías apostado?
VB: Para mi constituyó un éxito que varios de mis candidatos llegaran a ser finalistas.
La Fundación Ester dirigida por un grupo de mujeres suecas que apoyan a mujeres inmigrantes en el proceso de inserción a través de la búsqueda de empleo o el emprendimiento ganó la categoría etnicidad. El objetivo de esta fundación es que ninguna mujer que viva en Suecia quede fuera de la Agenda de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas.
En la categoría de discapacidad el ganador es Björn Häll Kellerman, activista y presidente de la Asociación Sueca de Jóvenes con Diversidad Funcional que lucha para que todas las personas tengan acceso a una vida en igualdad de condiciones.
Entre sus luchas más fuertes se encuentra la de garantizar que el estado sueco no disminuya el presupuesto que garantiza la asistencia personal completa a la juventud y la niñez en Suecia, que requiere de especial atención y necesidades a tiempo completo.
TRIS se alzó con el premio en la categoría de sexo por su trabajo en la Defensa de los Derechos Humanos, por el derecho de las mujeres para decidir sobre su cuerpo, sobre su orientación sexual y a decidir con quien contraer matrimonio. Esta organización realiza un trabajo de concienciación contra los crímenes de honor y a su vez brinda una atención concreta a las víctimas de la violencia relacionada con este tipo de crímenes.
En la categoría de orientación sexual la ganadora fue el Sápmi Pride, que anualmente organiza la marcha del Orgullo Gay de un grupo étnico en Suecia conocido en español como el pueblo Sami. Los Samis viven en el noroccidente sueco así como en Noruega y Finlandia. Además de la marcha, organiza eventos de concienciación, capacitación y educación en contra de la discriminación de la población LGBTIQ, una apuesta a favor de la identidad de su pueblo originario y en defensa de los derechos humanos en materia de diversidad sexual.
En la categoría de religión, la ganadora fue Tillsammans för Sverige que en español se traduce como “Juntos por Suecia” una organización creada por jóvenes pertenecientes a distintas minorías religiosas.
Su objetivo es involucrar a los jóvenes en un diálogo interreligioso para acercar a las minorías y mostrar que la religión es una plataforma que brinda seguridad, entendimiento y que puede ser un camino hacia la paz, la integración y el diálogo a pesar de las diferencias y las creencias religiosas.
Maskrosbarn es una organización que trabaja por los derechos de la niñez que enfrenta dificultades y obstáculos para su pleno desarrollo como consecuencia de las adicciones de sus familiares o progenitores.
La organización tiene programas de apoyo y asistencia para adolescentes y niños, así como también programas de concienciación para prevenir que los menores de edad se vean afectados y vivan en condiciones de vulnerabilidad debido a los abusos y adicciones de sus parientes.
El premio de la Identidad y Expresión de Género fue otorgado a Jacko Nilsson un jóven activista por los derechos de la niñez transgénero. Jacko organiza anualmente actividades y campamentos de verano para los chicos y chicas trans menores de 12 años.
Los campamentos son plataformas educativas y sociales que permiten a los participantes fortalecer su autoestima, compartir sus inquietudes y temores. La realización de estas actividades les ayudan a comprender que hay otras personas de su misma edad enfrentando las mismas dudas en similares situaciones.
Finalmente, el premio a la categoría de personaje del año fue otorgado a los líderes de Right to Play Sweden que es una organización que trabaja para que los adolescentes refugiados se integren en la sociedad sueca a través del juego y el deporte.
Los líderes son 18 jóvenes que participaron del programa de Right to Play y ahora son ejecutores de los proyectos ayudando a nuevos jóvenes a integrarse, terminar la escuela y obtener un trabajo en Suecia. El jurado apuntó que: “ellos son un gran ejemplo o modelo para la nueva generación así como para toda la sociedad sueca”.
MV: ¿Qué te llevaste de este evento?
Sin duda, escuchar a los 24 finalistas mientras describían sus iniciativas, actividades y proyectos en contra de la discriminación, exclusión y racismo en Suecia. Conocer las iniciativas y las personas que se involucran a favor de una sociedad más justa e igualitaria, ha sido una experiencia inspiradora y motivadora. Poder ver a los jóvenes de Right to Play en el escenario, emocionados y saltando de alegría tras conocer que eran los ganadores del premio al personaje del año fue también un momento de gran emoción y alegría para las 200 personas que asistimos a la gala.
MV: ¿Qué aspectos mejorarías de cara a los próximos premios?
Creo que es necesario hacer más dinámica la entrega de los premios. La ceremonia fue bastante formal, en ese sentido, me gustaría que se añadiera algún momento artístico o musical que muestre el poder de la diversidad que se vive, se crea y se trabaja en Suecia.
MV: ¿Crees que es conveniente que se instauren los premios de la diversidad en los países latinoamericanos?
Si, por supuesto. En Latinoamérica estamos frente a un camino largo por recorrer. Los premios a la diversidad en Suecia se basan en una ley que combate la discriminación. La legislación es una pieza clave para el verdadero y pleno ejercicio de los Derechos Humanos. En mi país Honduras, tendríamos que comenzar con la concienciación de los responsables en la toma de las decisiones para darle forma a una agenda política más inclusiva.
En una sociedad en la que todavía se asesinan a personas debido a su identidad y/o preferencia sexual o se produce rechazo por sus creencias religiosas, los retos son mucho más grandes. Uno de los problemas es que en Honduras todavía tenemos una clase empresarial temerosa que no se atreve a realizar procesos de reclutamiento inclusivos y libres de discriminación.
Un primer paso para tener una sociedad inclusiva, sería la creación de leyes. Un segundo paso, sería educar a la sociedad para que sea parte de ese proceso en el que se respeta y aprecia la diversidad como motor de desarrollo, innovación y crecimiento.
MV: Verenice, te agradecemos mucho tu colaboración y ya sabes que cuentas con todo el equipo de TransCulturality para difundir actividades que promuevan la diversidad.
Gracias de nuevo a ti por esta oportunidad. Ha sido un interesante ejercicio pensar y reflexionar sobre cada premio otorgado y sus ganadores, en mi idioma materno, que es el castellano.
Mercedes Valladares Pineda
Psicóloga Experta en Transculturalidad